Martes, 16, Abr, 7:39 PM

Estimado Washington:

Por tu medio me he enterado del fallecimiento de nuestro querido amigo José Arraño Acevedo.

No puedo dejar de enviarte estas líneas para compartir el cariño y la admiración que nos provocaba a muchos, su pasión por Pichilemu.

Recuerdo hace varios años, cuando le comenté en el patio de su casa que pretendía escribir un trabajo sobre historia de Pichilemu, el me respondió con su calidez habitual "... Seguro que va a ser un gran libro Juanito, dele nomás".

Tengo otro recuerdo, para el lanzamiento de mi libro sobre Pichilemu en el Hotel Ross en 1996. Yo estudiaba entonces en Valparaíso y viajé a Pichilemu a presentarlo de un día para otro. Lo primero que hice al llegar fue ir a verlo para re-invitarlo, conociendo su sencillez y alejamiento. El me dijo con el mismo cariño de la vez anterior, "...entiéndame Juanito pero prefiero no ir".

A partir de estos recuerdos tengo un par de reflexiones.

Lo primero es que José Arraño, fue un luchador químicamente puro. Trabajó para poder generar la memoria histórica que todo grupo humano requiere para reconocerse como tal. No siempre con el apoyo institucional que merecía.

Voy más lejos. Casi nunca con el apoyo que merecía. Que sirva esto para valorar (en vida) a todos aquellos que incluso, gastando recursos propios le entregan a Pichilemu identidad y cultura.

¿Por qué razón por estos días el fallecimiento de nuestro recordado Amigo es tan sentido en Pichilemu?.

Obviamente, porque lo que nos deja Arraño es FUNDAMENTAL.

Una última reflexión es que nuestro querido José, no solo fue un observador de la historia de Pichilemu, sino que fue un actor y un testimonio de un tiempo que se fue, de visiones de mundo que con él se extinguen. Probablemente se trata de un tiempo pasado en el que los valores eran más conservadores, pero existía el respeto, el tiempo y la pausa, cuestiones que cada vez tienen menos presencia en nuestro querido Pueblo.

José Arraño fue testimonio y actor de un tiempo, como diría Benjamín Vicuña Mackenna, "en el que todos querían ser héroes o santos".

Un gran abrazo, Amigo
Marcelo Mella Polanco.