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Fuente: El Rancagüino online – Por: Alejandra Sepúlveda Núñez - 06.03.2021
  Como parte de un esfuerzo histórico, en 2016 fue aprobada la ley 20.910 que crea 15 CFT a lo largo del país, entre ellos el de la región de O’Higgins, con la promesa de brindar una oferta pertinente al desarrollo de la región. Teniendo como principales ejes, la articulación de su oferta tanto con la enseñanza media, como con la oferta profesional y universitaria.

La articulación resulta relevante, pues permite reducir las barreras de ingreso y permanencia en la educación superior, disminuyendo la duración o la carga académica de las carreras, gracias al reconocimiento de las competencias desarrolladas en la EMTP, ayudando a jóvenes de contextos más vulnerables a acelerar su ingreso al mundo laboral y facilitando la obtención de certificaciones formales a trabajadores gracias al reconocimiento de aprendizajes previos. Y finalmente, si existe el deseo de proseguir estudios, los egresados de CFT pueden continuar hacia una carrera universitaria a través del reconocimiento de los créditos (o títulos) aprobados.
A pesar de que la articulación es un objetivo fundamental de la política pública, pocas instituciones han avanzado en estrategias con todos los sistemas y niveles educativos, algo que en países como Alemania o EE.UU. es incuestionable. Principalmente, debido a la poca investigación y normalización nacional en la definición de los distintos mecanismos de articulación y movilidad y sus alcances, generando brechas en las posibilidades que las instituciones ofrecen a los estudiantes para el acceso y salidas del sistema educativo.
En esta línea, el proyecto académico del CFT de O’Higgins se encuentra dando pasos firmes hacia la Articulación del sistema educativo regional, desde una estrategia que recoge la experiencia nacional e internacional y se sitúa desde una mirada integral del Aprendizaje a lo Largo de Vida, incluyendo mecanismos para el establecimiento de convenios de articulación, reconocimiento de aprendizajes previos (provenientes del mundo laboral y experiencias personales) y la trasferencia de créditos SCT-Chile (como lenguaje común que facilita el tránsito hacia la universidad).
El uso conjunto de estos mecanismos permitirá a las y los jóvenes de la región transitar en y entre rutas de formación vocacional (técnico-profesionales) y rutas académicas (universitarias), ofreciendo titulaciones viables y eficientes, las que, junto a una oferta académica atractiva, se ajustarán a las necesidades del medio laboral, educacional y social de la región de O’Higgins.

Fotografía: El Rancagüino