Fuente: www.pichilemunews.cl – 06.07.2020
- ¿Qué hacen allá en Pichilemu, en ese invierno tan cruel?, me preguntan los amigos, me preguntan por doquier …
El estribillo del pegajoso vals que inspirado en la “patria chica” Pichilemu escribió el Oficial Civil, Hugo Díaz Jirón, por allá hacia finales de los ‘50 o principios de los ‘60 se hizo tan popular en cuanto se entrenó, que no faltaba celebración en que acompañados de improvisadas guitarras, o a capella, era obligada en las fiestas pichileminas, ya hogareñas o de paseos tradicionales de los clubes deportivos.
Lo mismo aconteció años después, cuando canciones de Jorge Aravena Llanca como “Quiero volver a Pichilemu”, “Estrella de Soledad, o “Noches de Pichilemu”, tras grabarlas se agregaron al repertorio de la comunidad toda. Infaltables para culminar una celebración bien comida y “regada”.
Todas las cuales han sido incorporadas a sus repertorios por folcloristas locales. Y donde a más de alguno los hemos escuchado interpretar con tanto o más sentimientos de sus autores originales. Ahí están, por ejemplo, Patricia Becerra con su voz incomparable, Pedro Pablo Pavez, también Alejandro Silva. Y el Dúo “Marco y Marta”, por nombrar unos pocos más frescos en la memoria.
Pero diversos factores, hicieron que poco a poco, estas canciones que con tanto sentimiento y amor profesaron autores, quedaron un tanto olvidadas, en el recuerdo. Alejados un tanto de la comarca pichilemina por esa necesidad tan necesaria, esencial, un deber, de trabajar, hizo que muchos emigráramos a otras latitudes. Y, por ello, no alcanzamos a percibir la verdadera realidad de lo que expresamos, y en definitiva quizás, no sea tan así como lo sentimos hoy.
Y, de verdad, así lo espero. Ojala no sea más que la nostalgia de estar fuera de la “patria chica” sea lo que nos hace cavilar estos recuerdos. "Los piures se hacen pocos, los maridos en pichangas, ellas por el alambre ...".
Pero, díganme ¿no han servido acaso estas líneas para añorar ese terruño que nos hizo pasar, aún con muchas carencias, a algunos, la infancia más maravillosa. Y parte de nuestra juventud?
Hoy, no solo esas primeras estrofas del vals “Invierno Cruel” (que por cierto es un título irónico que le puso don Hugo Díaz) se nos vienen a la mente, sino todas las delicatessen que describe en sus festivas frases ..
Aunque para los “animalistas” sería un crimen: “A un perro bien asado van muchos convidados y va también la ley ...” (se refiere sin disimularlo a la policía uniformada de antaño), quienes inocentemente eran invitados a comerse un “lechoncito”, para graciosamente, tras la comilona, mostrarle el cuero del animalito que, por horas, estuvo desaguándose para posteriormente bien adobado terminar en una parrilla.
“Con pencas y chaguales, se arman las tomateras ...” era para graficar esa profusión de deliciosos frutos que la naturaleza entrega para el deleite de los paladares más humildes a refinados gourmet: nos referimos a las “pencas” y a los chaguales, que por más espinoso y sufrida faena para sacarlos, son más ansiados como aquella costosa femina que tanto cuesta “conquistar”.
Y ¡ojo!, a estar atentos. Estas lluvias tan añoradas y también tan “crueles” para una gran parte de nuestra población, seguramente nos traerán prontamente esas delicias a la mesa. Entre otras, la señora Olivia, conocida vecina pichilemina que vende esos productos estará aprontándose para vender sus ensaladas, ya preparadas listas para enjuagar y aliñar, o por docenas las pencas y chaguales, los que deben ser cortadas y preparadas por manos diestras y meticulosas. Como las madres de antaño: que todo lo hacían perfecto.
Ahh, pero no olvidarse de los tallos, de las pencas, que cocidos son una delicia, ya aliñados con una fina verduritas, más aceite, sal, limón y vinagre al gusto. O, mejor aún con una mayonesa casera, ¡Madre mía!, quedan de miedo, para chuparse los dedos.
Estamos viviendo una situación difícil, cual más, cual menos, pero en muchos casos angustiantes, dramáticos en otros. Y la pandemia que a gran parte de la población la tiene confinada, porque así lo recomiendan los expertos con mayor o menos éxito, debemos seguir cuidándonos.
Y entre todas las dificultades que aparecen y que nublan el horizonte, la creatividad culinaria o gastronómica surgen y/o se rememoran antiguas recetas que cuando niños nos deleitaban.
Muchas comidas nos afloran a nuestra mente, pero con tantas a flor de piel ya nos ha dado hambre. Así, que a cada uno de los lectores los desafiamos a recordar, a rememorarlas y comentarlas.
De hambre no nos va a llevar la “pelá”; mientras terminamos de cantar “que hacen allá esos bribones, en ese invierno tan cruel, cantan los amigos, cantan por doquier ...”, donde aparte de los autores ya nombrados se me quedaba Ismael “Negro Pelé” Carrasco, quien también grabó esta y otras canciones para cantarle a Pichilemu en tantos escenarios locales, de Peñas, de Residenciales y Hoteles no solo del balneario, sino “arriba en la Cordillera” de las Termas del Flaco. Y finalmente en el fugaz “Tren del Vino” …., que por unos poquísimos años volvió a cruzar los campos colchagüinos.
Pero aunque el menos conocido, en cuanto a autoría, es Ponciano Meléndez, seudónimo de nuestro coterráneo y payador ya desaparecido unas décadas, es Juan Becerra Vargas; una de las más hermosas letras está en el vals “Recuerdo de Pichilemu”.
Ojalá algún intérprete pichilemino la rescate y haga una versión para llevarla al CD, como otras de sus canciones, ya que registra decenas de temas como autor en el Derecho de Autor.
Sin duda, se haría una gran justicia con él, como que en las escuelas y colegios se difundan las obras de cada autor mencionado. Y varios más, en el campo de la poesía popular y tradicional.
Una tarea pendiente para las nuevas autoridades que en el día de mañana estarán al frente de la comuna.
Fotografías: Archivos "pichilemunews"