Jueves, 18, Abr, 9:00 PM

Berlín, 20 de Diciembre de 2012

Angélica y Jeanette

Queridas amigas de la Biblioteca de Pichilemu:

Mis deseos son saludarlas por este nuevo fin de año; en estas navidades próximas y por el viernes 21, por el anticipo de los Mayas que andaban recontra perdidos en el tiempo, tanto que desaparecieron antes de que llegara el libro escrito, pues de ellos, que andaban a puro tapa rabos, hoy surgen, de sus divagaciones, no más que suposiciones.

Y más, ahora con la computación no sé dónde andarían con sus profecías inicuas, improcedentes e inoportunas.

Todo lo demás es broma gestada, tal vez, con otro propósito de inmortalidad. Los indios eran muy sabios, conocedores del pasado y del futuro. ¡Qué pena no estar todavía entre ellos!

A ustedes queridas amigas, las quiero con toda mi capacidad de amar, porque tanto hacen por la cultura espiritual de nuestro pueblo. Por algo Tolomeo II, 300 años antes de Cristo, creo la Biblioteca de Alejandría, para atesorar la sabiduría, la preocupación histórica del acontecer humano en esta tierra.

Y desde entonces, incluso la Biblioteca de Jorge Luis Borges, hasta la de ustedes, no hay ninguna diferencia.

Yo las imagino transitando a diario entre los libros, quitándole el polvo con tanto cariño, acariciando libro a libro hasta dejarlo puro, brillante y, como los libros tienen su propia vida, permanecen quietos y enternecidos por vuestras manos piadosas que, sobre ellos, ustedes deslizan vuestra preocupación por conservar el pensamiento carnal de la alegría protegido en los estantes –la casa de cada uno de ellos– en esa colectividad de libros que forman la Biblioteca de Pichilemu en vuestras cariñosas manos.

Tanto ha progresado la lectura por internet y la difusión de ideas fílmicas, musicales y de otras manifestaciones artísticas, de comunicación internacional, que deberíamos ir pensando en un fondo institucional sobre el pensamiento y la historia de Pichilemu. Formarla a golpe de modernidad inclusive, para la protección del interés de los jóvenes por su tierra natal, para que se nutran de ellas en conocimiento y, luego la recuerden, por donde quiera que anden, eligiendo en el elogio a su pueblo, lo mejor que le hemos podido dar, ustedes protegiendo esos libros y nosotros los aficionados a escribirlos, procurando encontrar nuevos argumentos descriptivos, tanto humanos, de nuestros forjadores, del paisaje, la belleza de las playas, del mar, el sol y, la vida de todos los anteriores, los abuelos que nos antecedieron y los que siguen ilustrando la historia, encontrando en ella poder para lograr edificar la verdadera de Pichilemu, la más grata, verdadera y atractiva.

¿Les parece que puedo hacerle una invitación?

Salgamos en una Cabrita Pichilemina, a recorrer el pueblo. Cargamos una botella, dos o tres de Macaya, y nos instalamos con pan amasado, algunas almejas y piures frente a Punta de Lobos, y nos distraemos hablando de nuestros padres y abuelos. ¡Qué bello sería poder realizar este sueño! ¿Y, si nos tomáramos de las manos contemplando el paisaje que desde la niñez nos protege?

¿Sabían ustedes que mi abuelo materno, el Paco Llanca, fue el primer carabinero de Pichilemu? Lo recuerdo como un viejo malo y tacaño, queriendo educarnos a puros lumazos. Pero ahora lo quiero como a nadie.

Por mientras, me resta tan solo, desearles felicidades y darles mis felicitaciones por vuestro esmero en calificar a vuestra Biblioteca entre las mejores conducidas en todo Chile. ¡Bravo!

Un tierno abrazo y muchas felicidades para toda vuestra familia.

Mientras yo sigo cantando: "Quiero volver a Pichilemu una mañana de sol radiante del mes de enero..."

Vuestro amigo, con nieve y frío en este hospitalario Berlín.
Jorge Aravena Llanca
Hijo Ilustre de Pichilemu

Nota:
Me llegó esta copia de la Carta que mi estimado amigo Jorge Aravena Llanca, ha enviado a dos funcionarias de la Biblioteca Pública de Pichilemu y me pide –como en otras ocasiones- la incluya dentro del Portal; pero por estar unos días de vacaciones y no revisar todos mis correos, recién me entero de ella. Por ello que esta Carta, fechada el 20 de Diciembre de 2012, en Berlín –donde reside- la subo solo ahora, para salvar la omisión involuntaria. Además, durante más de 48 horas estuvimos experimentando problemas para actualizar, que no podemos manejar; pero que -felizmente- hace algunas horas se ha solucionado.