Martes, 23, Abr, 6:00 PM

Estimado
Washington Saldías Gonzalez
Director de PichilemuNews.cl

Como siempre cuando amanece aquí en Berlín, Alemania, mi primera preocupación es consultar, benéficamente, su página electrónica. Hoy día leo que "En su limusina llegó Leonardo Farkas a inaugurar obras en una escuela de La Villa, en Pichilemu".

Su donación alcanzó para nueve recintos nuevos, pagó sus gastos de traslado, el cóctel, dio una suculenta propina que será comentada por años por los garzones, y le compró todas las empanadas, bajándose a último momento de la limusina a punto de retirarse, al vendedor y, seguramente productor de esas empanadas, para que fueran repartidas entre los asistentes a esa inauguración. ¡Hermoso gesto!

Créame Sr. Director que esta noticia es bellísima y me llena de orgullo. El Sr. Farkas es músico y empresario minero, es un hombre que se alejó de Chile y retornó a su patria lleno de entusiasmo por ayudar a la tierra que lo vio nacer. Como músico tiene esa sensibilidad propia del que canta al amor, al paisaje y a los seres queridos. Es decir lo veo lleno de los positivos sentimientos como un sincero realizador social.

Lo que el Sr. Farkas hizo lo debió hacer el Estado, en este caso los políticos de Pichilemu, para eso cobran impuestos y reciben dinero del Gobierno de turno. El Estado se ahorró ese dinero y nadie sabrá para qué y dónde lo empleará o en qué será malgastado o aprovechado positivamente. Este caso se suma a cientos de otros y merece ser pensado y meditar detalladamente en ello.

Cuando uno vive lejos comprende la capacidad de ayudar, y se adueña de uno esa necesidad cuando ve que el Estado se despreocupa de casi todo lo social, sobre todo de la educación, del deporte y la salud. Pero a la vez se advierte la gran capacidad del chileno, y del estado de Chile, de pedir limosna a quien no corresponde. Al Estado es al que hay que presionar para que cumpla con todos los requisitos de elevar la educación del pueblo, además de otros requerimientos sociales.

Sin embargo gracias a estos gestos, como el del Sr. Farkas se logran cumplir algunos pequeños anhelos, que no alcanzan para cubrir todas las necesidades del pueblo que siempre estará carente de algo.

Qué pasa con los comerciantes pichileminos? Nadie de ellos ha tomado la iniciativa, como la del Sr. Farkas de ayudar al progreso de Pichilemu?.
Yo advierto que su diario electrónico es un factor de comunicación en extremo positivo, necesario y ahora casi imprescindible, y sin embargo ningún comerciante se acerca a Ud. para publicitar alguno de sus negocios, ya sea Hotel, restaurante u otros de los que cubren todo Pichilemu, pues nuestro pueblo es solamente un pueblo de avaros comerciantes.

Sino fuera por el mar, que es gratis, y gratis la belleza del entorno pichilemino y que el paisaje a nadie le cobra impuesto por manifestarse, todos los comerciantes se estarían muriendo de hambre pues, con el espíritu avariento que siempre han demostrado usufructuando de tanta bondades del paisaje marítimo, no han creado ninguna otra fuerza de atracción, sea laboral, social o simplemente caritativa hacia nuestro pueblo.

Me detengo aquí, y hago una observación por lo mucho que he viajado y observado por Latinoamérica, Europa y el Medio Oriente: en todos los pueblos del mundo donde el turismo es su sola mantención, donde viven tan solo de él, reina el mismo espíritu de avaricia y despreocupación hacia el entorno inmediato, es decir hacia su pueblo al que nunca ayudan, salvo aquellos pueblos turísticos que tienen sol todo el año, como en España en el pueblo Llanca, en Grecia, Turkía y otros, pueden, porque acumulan mucha riqueza, comprender que deben dar algo para, en este caso que menciono, publicitar en el mundo entero, más y más las bondades de su pueblo, que es su fuente de trabajo. Así, Pichilemu, -lo digo para lavarme las manos-, no es ninguna excepción, tiene los mismos atavismos de avaricias universales, de preocuparse de ellos solos, y nunca del pueblo que los cobija del cual extraen su fortuna o su relativa mantención económica.

Sr. Director que esta carta sea de agradecimiento al Sr. Farkas, para que su ejemplo sea tomado por los comerciantes de Pichilemu como un estímulo, lo mismo para los políticos y hasta para el Sr. Cura, para que se preocupe del Cardenal Caro, para de que miren su página, Pichilemu News, analicen sus proyecciones y valoren sus alcances, lo mismo que a la Radio Entre Olas y la labor de esos pocos pichileminos, que se esmeran para darle relevancia a nuestro pequeño pueblo.

Tendríamos que decir mucho más pues somos observadores interesados sobre cuanto ocurre en Pichilemu, por ello tenemos derecho a opinar. Lo digo porque estoy intentando reunir aportes de todos los pichileminos que vivimos lejos desperdigados por el mundo, para fundar una institución de salud, deportes o educacional, que prestigie a nuestro lejano pueblo. Veré si lo logro. En su momento, Sr. Director, requeriré y pediré su ayuda.

Reciba Ud. mis saludos, mis felicitaciones al Sr. Leonardo Farkas y a esos poquísimos pichileminos que se preocupan por nuestro querido pueblo, y que la caridad del Sr. Farkas sea una advertencia a los políticos y sus extraños mesianismos partidistas, y para que los comerciantes se preocupen y dejen de lado su codicia, usura y avaricia y no ignoren que ellos pasan y Pichilemu se queda donde está, y que ahora este tipo de noticias, como las de PICHILEMU NEWS, llega al mundo entero y los beneficia a todos, para que se atrevan a entregarle algunas líneas publicitarias, para que su página se ilumine más y crezca, pues es lo único que tenemos los que vivimos lejos, y el resto del mundo, que potencialmente, al leerla, puedan conocer de Pichilemu sus bondades, hermosura, ese mar de todos los días con sus benéficas olas y ese deporte que puede reportarles a todos, sobre todo a los comerciantes, más méritos adquisitivos, para que aprendan a ser pichileminos amantes de su tierra, no sólo de su bolsillo, para que valoren, a Ud. por su página, y a Entre Olas por su valiosa comunicación y, ahora, al Sr. Farkas por su desinteresada y ejemplar ayuda.

Reciba Ud. mis saludos, y encarecidas recomendaciones, para que esta carta la publique, enteramente, sin recortes ni censuras lineales.

Desde Berlín, Alemania.
Jorge Aravena Llanca
Hijo Ilustre de Pichilemu.