Fuente: www.pichilemunews.cl – 19.09.2020
Como estas Fiestas Patrias, únicas y diferentes a todas las anteriores, fueron las que vivimos, en el aspecto cultural en el balneario y comuna de Pichilemu, el año 1999.
En efecto, lo que sucedía muy infrecuentemente en nuestra comuna, el día 18 se realizó el lanzamiento del libro “Los Gatos del Casino” de la escritora norteamericana Trudy Larkin Förster; y, el día 19 el lanzamiento del libro “Semblanzas Pichileminas” del escritor colchagüino José Vargas Badilla.
Aunque, evidentemente hay una diferencia de nacionalidad, sin ser conocidos ellos entre ambos, había varios aspectos que les unió: el primero el “amor” que prodigaron a Pichilemu a través de la escritura. Y, su firme decisión de radicarse en Pichilemu cuando ambos ya frisaban la tercera edad, y de quedarse para siempre en el lugar ….
Trudy Larkin Förster era ciudadana americana, viuda de un diplomático que le había llevado en cada destinación que el gobierno de su país le enviaba. Y, quizás, podría haber elegido cualquier otro para quedarse a vivir. Sin embargo, llegó a Chile y a Pichilemu, luego de visitar a su hijo Erick quien, aparte de surfear se dedicaba a exportar quinoa, se radicó definitivamente.
Lo anterior, nos lo contó en una de las tantas conversaciones que sostuvimos por aquella época, en el “Gigi” donde solía ir, como al Hotel “Ross” donde sus amigos Jaime Parra y Susana, su compañera. O, muchas veces en algún acto cultural de vez en cuando por esos años.
Nos contó que le gustaba escribir. Y varias veces nos mostró lo que iba escribiendo, como una Oda al Viento de Pichilemu.
El “viento” de Pichilemu era de temer décadas atrás y a decir de muchos veraneantes de antaño era la característica que menos gustaba porque literalmente dejaba la “tendalada”.
Era insoportable en la playa. Si hasta las Carpas por mucho que las aseguraran, algunos días había que desarmarlas para evitar ir a buscarlas a Chorrillos, varios kilómetros al norte.
No obstante, a Trudy le encantaba. Ella, toda elegante, una dama, se cubría con su pañuelo la cabeza y vamos caminando las calles que le encantaba de recorrer.
Otra vez, nos dio una copia del “cuento” que le escribió a mi sobrino Washington, haciendo una historia desde el primer Presidente Jorge Washington, de su país, hasta de los “Washington” que conoció o supo eran de Pichilemu ….; hasta que un día, después de varios meses sin contacto, nos encontramos y nos regalo el libro “Los Gatos del Casino”, un libro de cuento infantil que relata algunos aspectos históricos, mezclándolos con la fantasía y creación, en torno al creador del balneario y la vida en el edificio que muchos identifican como el “Casino”. Incluso, nos informó que la Editorial que se lo había publicado lo había presentado en la Feria del Libro Infantil en Santiago.
La felicitamos y le ofrecimos nuestra colaboración para que lo presentará en Pichilemu, lo que ella no tenía pensado. Sin embargo, la entusiasmamos.
Presentamos la iniciativa al Consejo Municipal y, el apoyo del alcalde Carlos Leyton en ese momento en calidad de suplente, por cuanto el titular se encontraba suspendido por la Justicia por el Caso “Licencia de Conducir”.
Coincidió que, por otro lado, se estaba gestionando la presentación del libro “Semblanzas Pichileminas” del poeta y escritor José Vargas Badilla; acordándose el patrocinio para ambas actividades y, la actuación de un número músical para que amenizara durante dos días, a fin de optimizar los escasos recursos. Y así se hizo, quedando contempladas una y otra en el Programa Oficial de Fiestas Patrias, del año 1999.
El libro de cuentos “Los Gatos del Casino”, contó con el auspicio de la Editorial LOM, la Corporación de Desarrollo Turístico de Pichilemu y el patrocinio del municipio local.
Y, por su parte, la edición autogestionada de don José Vargas Badilla, “Semblanzas Pichileminas”, con el auspicio de la Corporación de Desarrollo Turístico de Pichilemu y el patrocinio del municipio local.
Pichileminos y turistas fue parte del público que fue testigo de la realización de ambos actos culturales en la Sala de Arte “Agustín Ross Edwards”, nombre que tenía hasta ese momento el espacio que hoy ocupa -desde el año 2009- la Biblioteca Pública Municipal, en el edificio del ex Casino, que se le conoce desde entonces como Centro Cultural “Agustín Ross Edwards”; una lucha de años para lograr su restauración y ser ocupado como un espacio para las distintas expresiones culturales.
Tal como dijimos en párrafos anteriores, ambos se quedaron definitivamente en Pichilemu. Trudy Larkin Förster se fue el 4 de febrero de 2005 y fue sepultada al día siguiente en el Cementerio pichilemino, siendo despedida por su hijo Erick y gran cantidad de personas que le conocieron, sus vecinos, como gente vinculada al arte y cultura del ámbito local.
Vargas Badilla
En tanto, el poeta y escritor colchagüino, aparte de su tremenda obra de varios libros de poemas -varios dedicados a este rincón pichilemino- y de ensayos; don José Vargas tuvo varias iniciativas, algunas de las cuales impulsó con el Centro de Hijos y Amigos de Pichilemu, del cual éramos dirigente, como un Concurso de Pintura a nivel regional, con el objetivo de crear la Pinacoteca Municipal en la gestión del alcalde José Lino Vargas Jorquera. También, en ese tiempo participó en el Concurso para crear la letra del Himno de Pichilemu, el que ganó haciendo dupla con el profesor René Orlando Benavides Poblete quien creó la música; constituyéndose en los ganadores.
Y, cómo no, ganador de decenas de concursos como creador de Himnos, entre otros certámenes literarios.
Don José Vargas Badilla se estableció en Pichilemu alrededor del 2005, con varias iniciativas por delante.
Falleció el 22 de enero de 2010, sanfernandinos viajaron hasta Pichilemu a sus funerales, entre ellos el alcalde Juan Pablo Molina, como del ámbito cultural, entre ellas, la poetisa Olga Aguilera quien le despidió, entre otras. Asimismo, muchos pichileminos encabezados por el alcalde Roberto Córdova. Y “pichilemunews” que también le prodigó su despedida.
Fotografías: WSG/Archivos "pichilemunews"