Estimado Washington:
En el saber popular heredado de nuestros antepasados el pueblo proclama, entre cantos y vasos de felicidad: “la vida es dulce y agraz” y, en coro repiten: así que “comamos y bebamos, que mañana ayunamos”.
Más de una vez le escuché decir a un pescador pichilemino "que el pescado y el invitado al tercer día huelen mal”. Por lo que seré breve en mis saludos de felicidad y progreso para todos los pichileminos por el término de este 2020 y entrada a un 2021 que sea prometedor y esperanzado en que todo El Progreso que se ha logrado hasta el momento, gracias a quienes manejan su destino, se pueda conservar más de tres días, por cierto, eternamente, este progreso para el amparo de nuestros nietos, que sin duda necesitarán mucha fuerza para luchar con los vientos contrarios al bienestar que nos depara muchas veces la misma bella y hospitalaria naturaleza.
En este 2020, en que hemos tenido tantas desgracias, que no es mayor que cuando no se tenía la ayuda de la ciencia, cuando no existían vacunas posibles de frenar una pandemia, como las que ocurrieron varias veces en la historia de la salud de la humanidad, que a la vez dejaron desgracias mortales,
Lo recordamos, pues, sin duda, la música y la poesía nos da fuerza y ayuda al alma y al espíritu, como el prometedor nacimiento, hace 250 años, de Ludwig van Beethoven que, con su música, pues aquí en Alemania muchos abuelos han pedido morir, en la soledad de sus seres queridos, pero escuchando, en lo posible, pasajes de las sinfonías de Beethoven, como último adiós en el último adiós a la vida, sobre todo aquella de la Novena con el poema de Schiller: “Escucha hermano la canción de la alegría…”.
Por ello decimos que la vida es dulce y agraz, y sin reproches vemos que Pichilemu sigue creciendo, se agiganta y consolida cuanta belleza tiene y le da fuerza a los habitantes de este nuestro querido pueblo: por ende y allende todos preguntan ¿por qué los pichileminos aman tanto a su pueblo? Una de las causas es que los nacidos aquí, que lo construyeron, lo dirigen y lo ha visto crecer con sus propias manos, son lo que lo mantienen engrandecido con la mirada hacia un futuro promisorio.
Le ruego haga llegar a sus lectores mis saludos más profundos de cariño y hermandad, en tierra fresca y, enraizado, el íntimo deseo de que sigan prosperando junto a los que los protegen en la salud, la educación, lo social, lo económico y político, que todos se merecen la felicidad que el hombre debe poseer y, más que nunca, en este momento difícil en que vivimos.
¡Querido Pichilemu, muchas felicidades, para tu mar, tus estrellas, tus hombres y mujeres valerosas que te están protegiendo y te ven crecer!
Un abrazo sincero de FIN DE AÑO Y POR UN MEJOR 2021.
Jorge Aravena Llanca. Hijo Ilustre de Pichilemu.
Desde Berlín, Alemania.
Diciembre del 2020, para el comienzo de un nuevo 2021.
Fotografía: Album JALL