Fuente: www.pichilemunews.cl – 12.04.2024
- Es increíble, sobre todo después de conocer que revivió como “el Ave Fénix”, pues renació prácticamente desde las cenizas -en forma figurativa- cuando tan solo hace 5 años su matrícula estaba en cuatro (4) alumnos y hoy, cuenta con más de 120 alumnos y alumnas.
- Un mérito que destacamos, pues no es casualidad de la remontada -pese a varios factores- y del nuevo impulso que esta Escuela ha tenido, gracias a la visión de su director, el profesor Carlos Leyton Labarca, quien lleva buena parte de su vida en esa escuelita de su terruño natal.
Ayer, por casualidad, nos encontramos cuando después de visitar los trabajos en marcha -¡por fin! en el socavón (ver nota aparte)- nos llevó de regreso al lugar. Y, después, casi como “una manda” nos fuimos a servir un mote con huesillos junto a mis amigos acompañantes.
Cuando buscábamos estacionamiento. ¿Leyó bien? Si, aunque cueste creerlo, buscábamos un estacionamiento y, también, con el cuidado del tránsito vehicular hacia y desde el poniente a oriente, con camiones de alto tonelaje, vehículos pequeños.
En efecto, en ese momento lo vimos pasar cuando salía de la Escuela y lo hicimos parar. Buscó donde estacionar junto a la berma y tras saludarlo, nos sentamos a conversar mientras achicábamos el refrescante mote con huesillos.
En un ratito le consultamos por novedades en la Escuela y el Museo del Niño Rural. Y nos impusimos de muchas cosas que, quedó en profundizar por escrito en los detalles, aparte de las vicisitudes que alcanzamos a conocer, en la conversación, detalles que no contaremos; pero no somos de quedarnos callados cuando vemos que, en lugar de destacar, apoyar, son más los tropiezos y obstáculos que aparecen en el camino.
Vimos in situ -a nuestra solicitud, lo que aceptó el profesor Leyton- algunos avances: más salas de clases, nuevos baños, entre otros progresos; pero que salieron con “fórceps”. Y, con riesgo de poco menos de sumario, por avanzar antes de las respuestas burocráticas.
Pero, a veces es así como hay que avanzar, aunque los mismos que dicen “con la boca” a la hora de los “quibos” se quedan en eso: palabras, palabras. Y cuando ven que otros, más que hablar, son “acción” y producen avance. Y, como dije, en lugar de apoyar resueltamente, se molestan, se enojan …
No obstante, pese a ello, ahí están los resultados a la vista. Con avances no solo en número de alumnos como ya hemos dicho, sino en la prueba SIMCE, donde tuvieron destacada puntuación como escuela rural.
Pero hablar de la Escuela de Ciruelos, no se puede dejar de lado el Museo del Niño Rural -creado bajo su iniciativa por los años 80- iniciativa que, recuerdo, destacamos en esos años en el periódico “Pichilemu” que dirigíamos entonces; medio que en el 2000 derivó en un periódico electrónico.
Al respecto, nos mostró la ampliación que se logró del recinto original, siguiendo con la arquitectura patrimonial de campo y, por supuesto, manteniendo la ya tradicional cubierta de teja; pese a que algunos funcionarios nos les “cae la teja”, cuando se sugiere que lo ideal es dar a las construcciones del lugar, la característica que tiene el pueblo más antiguo de esta parte que, hasta el año 1979 formaba parte de la costa colchagüina, en varios kilómetros a la redonda. En verdad, lo más preciso es hablar en varias “leguas” a la redonda. Al menos en lo que se refiere a las techumbres, a los techos, a las cubiertas. (¿“Intendí?”, diría un jugador de la Roja, aún vigente …
170 años
Pero vamos a esos 170 años que se cumplirán próximamente. Verán lo extraordinario de aquello. En esos años -1854- había solo 7 ministerios que eran necesarios para la administración del país. ¿Y qué ocurrió en esos años, cuando la comuna de Pichilemu aún no se creaba?
De acuerdo a la población de entonces, los vecinos se organizaron y decidieron enviar una Carta a la autoridad “competente” y correspondiente a ese importante tema: una carta manuscrita donde hacían ver la necesidad imperiosa de establecer en ese lugarejo, una Escuela, para enseñar a sus niños (léase niños de ambos sexos). Pero no solo pedían, sino -también- ofrecían con erogaciones de los vecinos entregar más de 900 pesos (de entonces) para contribuir al financiamiento de los recintos necesarios, en tanto que el Estado pagara al Preceptor (nombre que, entonces, le era dado a los maestros/profesores). Escribieron en noviembre de 1853 y -¡ojo!- la respuesta llegó en menos de 4 meses y el Decreto correspondiente fechado en abril del año 1864.
Hoy hay más de una veintena de ministerios y, en algunos casos la respuesta no llega nunca. Pero esto es a todo nivel …
Como se recordará, más de una vez hemos señalado que hemos escrito a los últimos alcaldes de la comuna. Y hasta ahora nunca respondieron. Córdova -verbalmente nos dijo- antes que le preguntáramos en un encuentro en la calle, que le había dado las instrucciones a la abogada municipal. No sé si la despidieron o no, pero nunca contestó. Bueno y ahí siguen ocupando un Bien Nacional de Uso Público, BNUP, usufructuando y llenando el chanchito …
El actual alcalde Pozo, nos recibió el 29 de julio de 2022 y hasta ahora no responde. A estas alturas en que se está despidiendo ya no esperamos nada ….¡De ninguno! Así no más es la cosa, en nuestro tan querido “bosque pequeño”. Bueno, pequeño en varios sentidos, no solo en el nombre …
De lo que sí estamos cierto, que bien vale la pena destacar, son los 170 años de la Escuela de Ciruelos. Y, debemos decir que, afortunadamente, asistirán personas que fueron alumnos que ya son octogenarios desde San Vicente de Tagua Tagua (si es que no me falla el disco duro). En tanto, si la salud la acompaña, desde Alcones, asistirá una abuelita de 103 años.
Por otra parte, decir que, desde Ciruelos y de su escuela salieron grandes personas, sacerdotes y diversos profesionales que se iniciaron con sus estudios primarios allí. Entre otras profesiones, podemos señalar a modo de ejemplo, a: eligiosos de al menos un par de órdenes sacerdotales, abogados, arquitectos, ingenieros, profesores, empresarios, entre otros.
Y, si lo anterior fuera poco, se están ubicando antiguos profesores que pasaron por esas aulas enseñándole a varias generaciones. Aunque es muy difícil encontrar a estas alturas, al menos en el recuerdo estarán presente.
Eso por ahora …
¿Acaso no es notable?
Fotografías: WSG/Fragmentos históricos: Antonio Saldías González