Jueves, 16, May, 1:31 PM

Fuente: www.pichilemunews.cl – 10.04.2022
- El privilegio de haber sido parte, desde dentro, de la organización del torneo de surf -entre otros recordados eventos- que catapultó las olas pichileminas a nivel nunca soñado antes.
- Un recuerdo a los primigenios impulsores locales de esta actividad deportiva, que nació con el interés de Iván Reyes Carreño, Cristian Aguirre Aillapán, Santiago Godoy (“El Completón”), entre otros. Y a quienes le apoyaron: Manuel “Lito” Celis González, Jorge Nasser Guerra, Carlos Saldías Farías, Iván Reyes Carreño, Pablo Isbej Galaz, Julio Cordero Pérez, Eduardo Saldías González, Nicolás Rojas Romero, Patricio Herrera Silva y Washington Saldías González.
- ¿Fueron los únicos? ¡No!, más tarde fueron sumándose otros jóvenes, como Ana María Celis González, Héctor Leiva Polanco, Nicolás Recordón Martin, a los que fueron agregándose muchos otros, como Marcela Rivera Arce. También la modelo profesional Josefa Issense. Incluidas instituciones que apoyaron, como Bomberos de Pichilemu.

La organización del Primer Campeonato Internacional de Surf y Body Board (1990), es producto de la mancomunión no solo de un grupo de organizadores -jóvenes y no tan tanto- deportistas locales -que creyeron en los primeros- y de las autoridades locales, sino de decenas de personas que se fueron sumando, como comerciantes, entre otros.

Antes de seguir en estos recuerdos, que nunca -ni surfistas locales, como los organizadores- se imaginaron que este Campeonato derivaría hacia el rumbo que tomó. En efecto, las pretensiones iniciales eran hacer un campeonato nacional y así se empezó a buscar los auspicios en Santiago, incluso sin tener afiche aún, porque no estaban los recursos para hacer uno.
Uno de los primeros en apoyar y ofrecer premios fue el deportista y empresario Alfonso Fuenzalida con su marca Gul.
Por arte de magia, surgieron otros datos de marcas. Y llegamos a Mormaii. Más específicamente hasta su representante en Chile, el joven empresario Álvaro Solari (que sigue apoyando estas actividades, desde años radicado en Iquique). Cuando se concretó una reunión en su casa, en el barrio El Golf, en Santiago, tras oírnos acerca del torneo, nos dijo: “Oh, que bueno, desde ya te digo que apoyo, pero por qué hacerlo de carácter nacional, por qué no hacerlo internacional ...”, fue una de sus reacciones. Al tiempo, que nos agregó: “Yo te apoyo con tablas, trajes, accesorios, ropa deportiva y te traigo al menos un par de deportistas brasileños que están auspiciados por las marcas que represento acá en Chile (Mormaii, Oakley y Redley)”.
Aparte de agradecer desde ya esa disposición, quedé en informar lo más rápidamente al Comité Organizador y así darle respuesta sobre su sugerencia de cambiar de Nacional a Internacional.


Sin celulares en ese tiempo, como pude me comuniqué con “Lito” Celis, Presidente de la Comisión Organizadora, por una respuesta rápida y cambiar el “chip” en cuanto al carácter del torneo. En Pichilemu, se citó a una reunión urgente y, se acordó este cambio, que implicó pensar en un Afiche más “potente”. No un simple cartelito. Nos contactamos con nuestro amigo curicano Hernán Martínez Morales -que estudiaba diseño en una Universidad en Viña del Mar- y su respuesta fue instantánea: “Por supuesto, cuenta con mi trabajo”. Al día siguiente, me estaba llamando para decirme que “un compañero de carrera (Ariel Toro) me apoyará y dos amigas y modelos viñamarinas, tras comentarle del campeonato, también se suman. Esto implica, nada más -enfatizó- pago de pasajes, alimentación y estadía por un fin de semana, para ir a tomar las fotos para el afiche ...”.
Nuestra respuesta fue: “Cuenta con ello, los esperamos el fin de semana”, le respondí inmediatamente, pues estábamos contra el tiempo. Era Mayo de 1990 y se requería sacar el afiche cuanto antes. Difundirlo en los medios de comunicación, distribuirlo a nivel nacional a las principales ciudades.


No teníamos recursos, ¿cómo financiar estos compromisos hechos sobre la marcha?
Se comunicó al Comité y -como estábamos resueltos y embarcados en este bote que se iba convirtiendo en buque- no se cuestionó la decisión unilateral, sino, al contrario, nos motivamos aún más. El “Lito” Celis dijo: “Mañana mismo voy a hablar con el alcalde Maturana para solicitar apoyo económico para pagar impresión del afiche -que ya estaba en proceso de cotización- en formato ½ Mercurio, papel couché, a todo color. La consigna era hacerlo de calidad y que quedara para guardarlo, ¡no para botarlo!
De esa gestión resultó una reunión con el CODECO de entonces, donde se expuso objetivos, propósito que animaba a la juventud organizadora y los deportistas: Organizar un torneo que fuera capaz de concitar atracción nacional e internacional, incentivar el deporte y lograr una corriente turística -a través del deporte y sus seguidores- que ayudara a hacer más estable la actividad económica mediante este nuevo atractivo que ya, a esas alturas, se notaba que concitaba interés.
El resultado fue el patrocinio oficial del municipio y compromiso de pagar la edición de mil afiches.


Paralelamente, conversamos con dueños de restaurantes, hosterías, hoteles para conseguir: alojamiento, alimentación y pasajes.
Hablamos con Angelina Cataldo, la dueña de la Hostería “Los Colchagüinos” y su respuesta fue inmediata: “Chiquillos, cuenten con mi apoyo: Almuerzos o cena, ustedes me dicen. No puedo restarme de esta causa y buena suerte con los demás”. Luego, fuimos a hablar con Carlos Saldías y Luchita Galáz, dueños del Restaurant “Donde Pin-Pon”. Lo mismo.
“Ustedes nos dicen: Almuerzo o cena. Y súmale dos cupos más. No los van a mandar solos. Para que los acompañen, digo yo”, fue la respuesta. Cabe señalar, que Carlos Saldías, a la sazón era dirigente de la Cámara de Comercio y parte del Comité Organizador.
La idea era no cargarle la mata a los comerciantes y abusar de su generosidad. Así que hablamos con otro dirigente del comercio local. Oscar Aguilera Pérez, dueño del Restaurant Chino “Chilolan Chen” y su respuesta fue positiva de igual manera, con lo cual teníamos cubierta la alimentación de dos días.


No obstante a que conseguimos el alojamiento, Hernán Martínez, tras bajarse del bus y presentarnos a las dos modelos y a su compañero, nos dijo: “Choche, no te preocupes del alojamiento. Lo conversamos en el viaje y decidimos quedarnos en mi casa. Y no hay ningún problema, así que olvídate de ir a cabañas o hoteles”.
Eso fue un alivio, pues las estadías se habían conseguido por separado, lo que implicaba las modelos en un lugar, y los diseñadores en otro.
Ese día, de otoño, había amanecido medio nublado, pero confiábamos en que “abriría” pasado el mediodía, pues tras el almuerzo, estaba agendado buscar las locaciones: ir al Parque, a la playa La Puntilla, a Punta de Lobos. Pero, tras el almuerzo el panorama no mejoraba -según los diseñadores, que también harían de fotógrafos- sin embargo, igual había que hacer algo y cumplir con el objetivo de tener las “piezas fotográficas” que irían en el afiche. ¡Sí o sí!
En días previos a ese día sábado, habíamos descubierto a una ciudadana “penquista” -Ana María- que reunía ampliamente los estándares -si las modelos viñamarinas “no aparecían”- y ya, camino a las locaciones, nos encontramos con una lola pichilemina -Verónica Morales- y la invitamos a ser parte. Se necesitaban más chicas para darle un ambiente juvenil, según los diseñadores …
Con los surfistas locales se habían conseguido dos tablas y los dos mejores trajes para disfrazar a las modelos, pero a simple vista “les quedaban nadando” en sus figuras de modelos y, además, no habían condiciones para que se cambiaran ahí en la playa.
Pero ellas iban preparadas. Ambas, antes del almuerzo -en un tiempo que ambas pidieron- se habían puesto sus respectivos trajes de baño. Así, que los trajes de neoprene -en buena hora- no eran necesarios ….


Aunque costó que mojaran sus pies en las frías aguas pichileminas -pues al leve contacto de piel y agua- su epidermis se transformó; nuestras voces de aliento las hicieron mojarse casi hasta la cintura. Y claro, cuando hicimos de productores -¡con éxito!- y logramos que dos surfistas que habían salido del agua, posaran junto a las bellas modelos, casi automáticamente ¡se animaron! Y, así, los fotógrafos publicitarios, a los que nos unimos con nuestra cámara Asahi Penta, todo fluyó. Y tras una serie de tomas que dejó satisfechos al equipo, con el apoyo de colaboradores, enfilamos a Punta de Lobos en sus camionetas, en busca de otras temas. Por suerte, todo iba evolucionando con el sol. Escurridizo al principio se fue dejando ver y el resultado de luminosidad -ya en Punta de Lobos- era óptimo.
Nos conseguimos caballos con Antonio Valenzuela -incluido un “caballo blanco”- para que las dos modelos -no como Lady Godiva- cabalgaran por la orilla de la playa. Y ellas, felices montaron los pingos que más que nunca aceptaron a estas amazonas viñamarinas, como si lo supieran …
Cientos de fotos resultaron de esas sesiones de fotos. Y, aunque era imposible lograr una vista con un deportista sobre las olas -como hoy si es posible- las que se eligieron, se convirtieron en las precisas.
En la noche, tras la cena hubo dos sorpresas -para el equipo “foráneo”- una fogata cercana a La Puntilla, con canturreo incluido; para seguir después a una visita al Pub “El Fogoso” donde siguió el canturreo. Fernando Espinoza con su guitarra, Marcelo Mella en el coro y otros.

El día domingo fue un corto paseo a otros puntos de interés del balneario. El almuerzo de despedida y retorno a Viña del Mar. Donde antes de partir los dejamos invitados al desarrollo del campeonato -14, 15 y 16 de septiembre de 1990- al que asistieron y, donde las modelos -Livia y Mariana- volvieron a cooperar, desfilando en trajes de baño y ropa deportiva.
A la semana siguiente, los diseñadores y el que suscribe este artículo, nos reunimos en Santiago para revisar las diapositivas y elegir las que serían parte del afiche. La gráfica y textos estaban ya definidos. Y con el material diseñado, hecho el proyecto con las indicaciones correspondientes, previo a documentar el valor de impresión, se dejó el material en los Talleres Gráficos “La Nación”. Y a esperar …
Tras retirar personalmente el afiche, enviamos a enmarcar tres de ellos: Uno para el Club de Amigos del Surf – Pichilemu (que fue el nombre elegido para denominar a la agrupación organizadora), uno para el el programa La Noche del Mundial (TVN) que iba con nombre y apellido: la conductora Pilar Cox y que junto a Hernán Martínez lo llevamos -envuelto en papel de regalo- la misma noche en que se emitía el programa, para regresar rápidamente al Departamento de su familia en Santiago y ver, en pantalla, cuando la Pilar lo descubría en directo para todo el país. ¡¡Gol de mediacancha!!
Otro afiche enmarcado fue para un programa de televisión estelar para adultos (cuyo nombre no lo recuerdo), el que también lo mostró en directo a su audiencia.
El primero de estos afiches enmarcado, es el que se uso para las conferencias de prensa que se realizaron, siendo la primera de ellas -gestada por la pichilemina Ana María Celis, que trabajaba con Domingo Durán, dirigente gremial de los agricultores) y que era socio del Club de la Unión, ese exclusivo centro social. Ahí fue donde se realizó esa conferencia de prensa y uno de aquellos testimonios es el que muestra en Facebook -por estos días- Felipe Álvarez Celis. Foto que me ha motivado a rememorar estos detalles una vez más, de esos inolvidables momentos. Y, que tras ellos, vinieron los demás campeonatos organizados por empresas de eventos y marcas importantes que consolidaron a las olas de Pichilemu, como de nivel mundial. A la par que incentivó el desarrollo del deporte, el surgimiento de nuevos exponentes que -con el correr de las olas y el tiempo- llegaron a la cresta de la ola no solo a nivel nacional, sino a nivel internacional. Los nombres están ahí en los medios y serán parte de la historia del surf en nuestro país.


Finalmente, decir que -ya con el afiche en plena difusión y distribución a nivel nacional a través de las oficinas regionales de Sernatur- se lograron auspicios con Banana Boat (con Mil dólares para los primeros lugares, poleras y productos); de Sprite (con casaquillas de competición, un afiche y programa impreso); patrocinio del Diario La Tercera (Copa La Tercera y poleras); de la marca Town & Country (ropa deportiva, accesorios).
No podemos dejar de mencionar la colaboración de nuestro amigo Israel Canseco que, desde Santiago, viajó a registrar en cámara de video todos estos entretelones reseñados.
Como tampoco a decenas de colaboradores que -en cada torneo- estuvieron colaborando con su trabajo. Entre ellos: Obreros municipales a cargo de construir escenarios, a encargados de sonido, a coordinadores de la competencia, a jueces como Joseph MacCroskey, Gregg Henderson, “Cala” Vicuña, Espejo y Kurt Newman.
Mucha historia, como lo que vino en la segunda edición, donde el empresario Ricardo Toro (Surfing y sus marcas Mossimo, Stussi, entre otras), trajo a nuestra solicitud un ramillete de modelos amateur -donde estaba hasta entonces, la desconocida Francisca Merino- que adivinando un promisorio futuro, fotografiamos junto a las demás chicas que descollaron en el desfile de prendas realizado; pero todo ello será para otra entrega futura.

Fotografías: Washington Saldías G./Archivos “pichilemunews”.