Fuente: www.pichilemunews.cl – 12.05.2018
Pocos habitantes de Pichilemu quedan por ahí que recuerden al personaje popular pichilemino Eduardo Aránguiz, más conocido por el Lalo “Terremoto” que por allá en los años ’50 y ’60 se hizo tristemente famoso –dicen- por sus andanzas; pero de todo lo que se decía –mito o realidad- se nos quedaron un par de historias.
Y la que tenemos más presente y con más detalle es la que tiene que ver con las “Piedras del Lalo”.
No es precisamente un monumento hecho a su memoria, pero al sur de la playa La Caletilla, donde empiezan los roqueríos de Infiernillo, hay un par de piedras –las más alejadas de la orilla- que se conocen como las “Piedras del Lalo”.
¿Por qué? dirá usted lector (a).
Pues, porque fueron bautizadas en razón de que este personaje no se le ocurrió mejor idea que nadar hasta ese lugar, pese a la bravura permanente del mar. Y permanecer –dicen- unos cuantos días, hasta que los verdes uniformes de carabineros desaparecieron del sector.
¿Y a raíz de qué huyó a ese lugar?
La verdad, lo ignoramos, pero no creemos que haya sido tan grande la maldad del Lalo, caso contrario los uniformados habrían hecho un mayor esfuerzo en capturarlo para llevarlos a los calabozos de la Tenencia de esos tiempos.
De ahí que, esas rocas que fueron refugio por algunos días, mojado, con hambre y “con mucha sed”, permaneció hasta que pasó el peligro. Y ante su audacia, los pichileminos empezaron a denominar el lugar como las “Piedras del Lalo”.
Muchos años después, cuando empezamos a desempeñar la Corresponsalía y nos acercábamos a las labores de los “hombres de mar” lo encontramos en labores de “pollero”. El nombre que le dan a quienes ayudan a los pescadores a tirar los botes, u otras labores relacionadas.
Nos veía cómo tomábamos algunas fotos y “cuidando la película” que nos proporcionaba La Tercera nunca tuvimos un real motivo como para tomarle una foto a él, pese a que tirando la talla nos instaba a que le retratáramos.
PEZ RARO
No fue hasta los primeros días de Mayo del ’79, cuando un día sábado nos encontramos en el sector de calle Pinto con Avenida Agustín Ross (en ese tiempo aún Av. La Marina). Venía saliendo de tomarse un “cañazo” y con un pescado colgando en una de sus manos. Nos vio y nos dijo: “Ahora lo quiero ver. Dígame si no hay motivo para que me tome una foto con este pescadito. Había visto alguna vez algo semejante …”.
Lo saludamos y le respondimos: “Claro que es raro, déjelo en el suelo para fotografiarlo” le dijimos en tono socarrona. Al tiempo que nos miró y junto con reírse nos tiró “ya déjese de …… y tómenos una foto. Este pescadito todavía está vivo, me lo pasó el Aquiles (Muñoz) para que lo saliera a vender. Fue lo único que sacó en el lance de esta mañana …”.
Después de tomarle la foto y guardar la cámara, pudimos verlo más detenidamente y nos llamaron la atención sus características: no tenía escamas, en su parte ventral tenía unas púas transparentes, aunque no eran puntiagudas, sino romas. Y varias aletas.
Nadie supo decir su nombre pues era primer ejemplar que se veía. Y algunos aventuraron a que era un pez guía de ballenas, ya que días antes habían divisado a la cuadra de Pichilemu a varios cetáceos desplazarse. Y –como no teníamos mayores datos- así lo dejamos reflejado en una notita que publicamos el 12 de mayo de 1979.
A la otra semana, cuando regresamos a Pichilemu vimos nuevamente al Lalo “Terremoto” sin pescado, sino con un ejemplar de La Tercera, orgulloso mostrando la edición donde salía junto al “pez guía”.
Fue la última vez que lo vimos. Se fue feliz ……
Fotograafías: WSG/Archivo "pichilemunews"