Jueves, 21, Nov, 4:27 AM

Fuente: www.pichilemunews.cl – 21.03.2021
- Un modesto reconocimiento a los artesanos que, por décadas, le han dado identidad a nuestra comuna, como a los nuevos que han surgido tanto locales como residentes.
- Entre ellos, Adolfo Moraga Rodríguez (Talabartero), Filomena Fonzález Quinteros (Greda), Eufemia Arias González (Greda), Margarita Soto Retamales (Greda), Gladys Orrego Paredes (Arcilla), Manuel Lizana Pino (Arcilla), los hermanos Solercio, Mario y Héctor Soto Lizana (Arcilla), Marcela Urzúa Vargas (Arcilla), Edulia Pavez Vargas (Arcilla), Alicia Vargas Pavez (Arcilla), Ramón González Barahona y Mónica Ragulín Wodoslawska (Loza), Eugenio González Vargas (Conchitas, joyas, madera policromada), Francisco González Medina (Conchitas), Gladys Weismann Hernández (Conchitas), Karen Conarrubia Bravo (Arcilla), Sebastián y Libertad Carrasco (Alambre), Eduardo Vargas Córdova (Maderas, Conchitas), Fabiola Soto (Maderas, conchitas), Lucía Saavedra Morales (Conchitas, Móviles), Antonio Aliaga (Muebles rústicos), María Cecilia Vargas Sánchez (Conchitas, mosaicos), Christian Vargas (Tallados en maderas), Carla Carreño Lorca (Móviles), Mabel González Urzúa (Tejidos y Bordados en Lana), Claudia Lizana González (Maderas), entre muchos (as) otros (as).

Recientemente, el calendario nos recordó que era el Día del Artesano, que alcanza una diversidad de especialidades y que se multiplican de norte a sur y de mar a cordillera.
Afortunadamente, la memoria aún no falla, y cuando vi saludos en las redes sociales a algunos artesanos, me afloró casi al instante la imagen de un anciano -después supe que era un artesano- que con singular maestría hacía “cucharas” en madera y, que diariamente llegaba a la Piedra del Pelambre en los veranos, a fabricarlas in situ, valiéndose de su habilidad con unos afilados cuchillos.
Llegaba poco antes de mediodía y se sentaba en la Piedra del Pelambre, junto a su saco lleno de palos en bruto de diferentes medidas. Y, de a poco sin que nadie lo apurara, iba dándole forma a esos palos hasta dejar moldeada una pala de madera de diferentes medidas, según el palo que eligiera para tallar. Alrededor de las 6 de la tarde, y habiendo vendido algunas de sus palas, especiales para cocinar y hacer mermeladas, tomaba su saco con sus productos camino a su casa en el sector nor-oriente de la comuna, a unos 7 kilómetros de Pichilemu.
Hablamos de los primeros años de la década del '50. Su nombre de pila, sinceramente lo olvidamos, pero no su apellido: Becerra, familiar de un cochero de la Quebrada del Nuevo Reino, que llegó a ser el primer presidente del Sindicato del Rodado Tracción Animal (que reunía a casi un centenar de cocheros).
Y así, como él, recordamos a las loceras de El Copao habilidosas como ninguna para moldear la greda, saliendo de sus manos fuentes, ollas, cayanas, platos, donde el pastel de choclo queda cocinado con un sabor insuperable, por desgracia todas desaparecidas, quedando por ahí un par de ancianas e hijas de aquellas, pero que ya no se dedican a ese oficio.
Hoy, son las artesanas de Pañul quienes -desde los años '90- mediante la gestión del alcalde Orlando Cornejo Bustamante se contrataron monitores para enseñarles el trabajo de artesanía en arcilla, aprovechando la materia prima del lugar.
Otra artesana que aprendió a trabajar la arcilla, es la pichilemina Karen Cobarrubia Bravo y que desde hace ya varios años está radicada en Francia.

Talabartero
Pero, volviendo mucho más atrás, alguien que no puede ser olvidado es don Adolfo Moraga Rodríguez, quien aparte de ser zapatero remendón, era un reputado talabartero, siendo las monturas y los aperos de caballares sus más famosas obras de arte.
Esto último no es una exageración. Muchas veces, cuando llevábamos zapatos para su reparación, nos quedábamos horas, ya conversando o admirando el trabajo que hacía don Adolfo. Muchas veces lo vimos coser cueros y badanas que perfectamente lucían ya terminadas futres y huasos de la comarca. Y de más allá, llegaban a encargarle esos trabajos ....
Mientras tanto, sus hijos cortaban suelas enteras, o medias suelas, o cosían a mano con lezna, cera e hilo o martillaban en sus rodillas zapatos de varones o de dama.

El Pitio
Uno de los artesanos pichileminos más prolíficos y diversos fue Eugenio González Vargas, más conocido como el “Pitio”. Y quizás el más famoso pues no solo era invitado permanente de la Feria Internacional de Artesanía que, cada año, organizaba la Universidad Católica de Chile en el Parque Bustamante.
De nuestra generación, empezó a destacarse en su época escolar con sus dibujos. Y más tarde con sus pinturas en oleo, donde sus telas las hacía -primero- de sacos harineros. Y en sus ratos libres, trabajando en las plantaciones de la Conaf, le pintaba a pedido de los distintos Jefes y técnicos que llegaban a trabajar al Área de Pichilemu. Paralelamente, en los veranos trabajaba haciendo figuras en conchitas. Más tarde emigró a Santiago y tomó clases de pintura con la pintora y académica Matilde Pérez para perfeccionar su técnica, ya que era autodidacta.
Asimismo, su espíritu inquieto lo llevó a aprender la orfebrería, donde llegó a exportar joyas y figuras en plata y lapizlazuli.
Pero, no fue todo. Tomó cursos en Policromía en Madera, especializándose en imaginaría religiosa, lo cual lo llevó a ser uno de los mejores y valiéndole invitaciones para mostrar su artesanía en el extranjero.
De todo ello, alguna vez lo publicamos en el “Pichilemu”. Más aún, el año 1987, en un aniversario de nuestro periódico, lo celebramos con una Exposición de Pinturas, la que se realizó en los salones del Cuerpo de Bomberos.

Otros rubros
También recordamos artesanas en Tejido a Telar, aunque ya no en su época de producción, como la señora Uberlinda González Pavez, como también a las decenas de artesanas en lana -técnica de Lanigrafía- donde muchas pichileminas aprendieron a realizar hermosas creaciones; y donde finalmente un par de ellas persistieron trabajando y exhibiendo sus artesanías en ferias hasta ahora, como Mabel González Urzúa.
Asimismo, mencionar a Marcela Rivera Arce, una mujer que se reinventa y donde sabemos de las artesanías que realiza, o realizaba, en cuero de pescado, haciendo todo el proceso desde curtirlo para luego confeccionar varios artículos muy apreciados.
Está también Claudia Lizana González quien junto a su esposo Washington Marín, realizan artesanía en maderas, donde sus estrellas son “cabritas”, carros y máquinas a vapor de ferrocarril.
También nos aflora el artesano Sadrac Vargas Rojas, quien se especializó en joyas de metales y piedras preciosas, joyas que ha pedido han cruzado océanos y recorrido miles de kilómetros hasta llegar a su destinatario (a).
Varias pichileminas se han especializado en artesanías en conchitas, pero usándolas en mosaicos, creando hermosas obras. Entre otras artesanas, están las hermanas María Cecilia y Carmen Gloria Vargas Sánchez, entre muchas otras.
Otra artesana que aprendió a trabajar la arcilla, es Karen Cobarrubia Bravo y que desde hace ya varios años está radicada en Francia.
Igualmente, recordamos que en Pañul hace algunos años varias mujeres -a través de Prodemu- aprendieron todo el proceso de lavado, limpieza, hilar, teñir y tejer lana de oveja, ya en telar, a palillo, crochet, confeccionando diversos productos como ponchos, mantas, entre otros artículos.

Así como hay muchos artesanos (as) pichileminos (as), hay varios que se han radicado en nuestra comuna, aportando y enriqueciendo la oferta hacia visitantes y turistas. Y, por cierto, a todos (as) les saludamos y felicitamos por su talento.

Fotografías: Archivo "pichilemunews"/Facebook artesanos/Internet