Fuente: www.pichilemunews.cl – Por: Ramón Lizana Galarce (*) – 28.09.2024
- El patrimonio pichilemino a través del tiempo ha ido desapareciendo lentamente, dejando atrás sueños, historias y anécdotas que se vivenciaron en cada lugar de ese Pichilemu de los tiempos idos.
Muchas de sus construcciones han sido demolidas o en su defecto la modernidad se ha encargado de transformarlas, levantando en su reemplazo edificios más acordes con los tiempos tal como ocurrió con el caso del edificio municipal hace casi una década atrás, y ahora la construcción que se está levantando en lo que antiguamente fue el local bailable Rapa Nui.
Sin embargo, aún se encuentran en pie algunas construcciones que bien merecen ser consideradas y ser rescatadas. Para ello es necesario que las autoridades encargadas debieran redoblar esfuerzos gestionando su adquisición u otra forma vigente, apoyada en alguna norma, con el único propósito de recuperar el escaso patrimonio existente que aún se conserva, y que otrora fuera de sobresaliente significación para la comunidad pichilemina y para quienes nos visitaron.
CINE ROYAL: de innumerables recuerdos para muchas generaciones que tuvieron la dicha de ser parte de sus exhibiciones cinematográficas, hoy bien pudiera ser adquirida recuperando el cine y su casa familiar para recibir a delegaciones, grupos teatrales y conjuntos musicales que se contratan para los eventos públicos que permanentemente se están realizando en la comuna. En el cine se pueden realizar actos programados de distintos tipos, de preferencia actividades artísticas, teatrales y cinematográficas puesto que cumple con todas las condiciones y que a la fecha se están realizando en lugares improvisados e inapropiados que no cumplen con las características ni las normas que se precisan para este tipo de eventos.
CASA DE SOCORRO: edificio olvidado en la calle Dionisio Acevedo, que por muchos años fue el único centro de salud que cubrió las necesidades de todos quienes sufrían diversas enfermedades. Un médico, un practicante y varias asistentes fueron ejemplos vivos de lo que es la asistencia social, difícilmente superados en los tiempos actuales. Adquirirla significaría recuperar un patrimonio y de paso reinstalar ahora un centro médico o clínica que dependa del hospital local desconcentrando algunos servicios específicos que hoy se encuentran sobrepasados.
GRAN HOTEL ROSS: el hotel más emblemático de Pichilemu que marcó un antes y un después en el standard de la época, es sin lugar a duda una vivencia digna de ser recuperada, puesto que es la puerta de entrada a la historia hotelera del balneario. Sus habitaciones, corredores, salones y jardines una vez remodelados ocuparían un lugar privilegiado para el visitante que busca reencontrarse con la historia y su tradición local. Se puede darles vida a sus habitaciones otorgando un servicio de hotelería de excelencia, incluyendo la habilitación de su cocina, bodega y servicios higiénicos. Igualmente, al salón se le puede dar un servicio multiuso utilizándolo como recinto para conferencias, congresos, actos diversos y graduaciones y de la misma forma instalar un mini museo con sus objetos y menajes de principio de siglo.
También se podría instalar una Escuela o Instituto de Formación Técnica con especialidades preferentemente en hotelería y turismo pudiendo realizar sus prácticas en las mismas instalaciones.
Por último, en el sector sur que da a la calle Jaramillo, el espacio se puede utilizar para estacionamiento vehicular, oficinas de administración y actividades curriculares, cubriendo con ello, una sentida necesidad que sería de vital importancia para el crecimiento y desarrollo de la comuna.
En razón a los inmuebles señalados, es muy posible que las críticas comiencen de inmediato hablando de lo imposible que resulta y que ya ha sido intentado con respuestas negativa de las autoridades. Los artilugios políticos e inconsecuencias de que no es posible gestionar ni incorporar en los presupuestos del gasto público o en cualquier otra instancia es probable que se escuchen repetidamente hasta hacer creer a la población que no es viable.
Sin embargo, lo único claro y propio de todo servidor público está en su esfuerzo y en el querer hacer con voluntad y perseverancia buscando todos los caminos y abriendo todas las puertas que sean necesarias hasta lograr su objetivo. Cualquier otra explicación que suelen dar no son más que excusas que el pueblo está acostumbrado a escuchar con los nefastos resultados que todo el mundo conoce y que quedan olvidados en el tiempo.
(*): Profesor Universidad de Concepción.
Nota: Formado en esa casa universitaria penquista
Fotografías: Ramón Lizana G.