Martes, 26, Nov, 9:31 PM

Fuente: www.pichilemunews.cl – 02.12.2023
- Hace escasos días -el 29 de noviembre- SENAMA realizó la premiación del Concurso Literario Autobiográfico de Personas Mayores 2023 con una actividad en Villa Grimaldi, Santiago, donde -con no poca sorpresa- nos enteramos de que ahí estuvo como invitado especial, el pichilemino Manuel Pacheco.

En la oportunidad se premió al ganador nacional del concurso -José Ramón Hidalgo- por su relato “Yo sobreviví a un fusilamiento”, donde se premiaron a las personas mayores participantes de las regiones de Valparaíso, Metropolitana y O’Higgins.
En cuanto a los participantes -de nuestra región de O’Higgins- los distinguidos fueron Natacha Poblete Araneda como ganadora regional; don Miguel Fernández Maureira, cuyo relato “Dios estaba de viaje” fue distinguido en mención inclusiva; Ángel Guiraldes y Manuel Pacheco Vargas, con menciones honrosas.
Presentes en la ocasión, estuvo la ministra de Desarrollo Social y Familia, Javiera Toro, la subsecretaria del ministerio de las Culturas, las Artes y Patrimonio, Noela Salas y la directora nacional de SENAMA, Claudia Asmad, quienes presidieron la ceremonia.

Los invitamos a leer este interesante relato de nuestro coterráneo:

Como viví el golpe de estado del ‘73

Por: Manuel Pacheco Vargas (*)

Siendo estudiante de la Universidad Técnica del Estado (hoy USACH)con un grado de cercanía bastante mayor por mi calidad de residente de uno de sus Hogares Universitarios, dirigente estudiantil del hogar, en el cual convivíamos 66 alumnos de diferentes facultades, ubicado en el precioso edificio de la esquina de calle Huérfanos con Libertad-Barrio Yungay, de la ciudad de Santiago, alumnos en su gran mayoría provenientes de diferentes regiones del país, donde teníamos todas las comodidades de la época para realizar en buena forma nuestra vida estudiantil , la alimentación la teníamos en Casino Central de la Escuela de Artes y Oficios de la Avenida Ecuador, cercana a la casa Central.
Esos días de Septiembre del año 73 y debido a las condiciones imperantes, habíamos organizado una convivencia en nuestra residencia, pese a las dificultades que había para abastecerse, tuvimos que organizar diferentes comisiones para ir a las colas y adquirir los diferentes insumos necesarios para la celebración, la realizamos el sábado 8 anterior con buenos resultados, no obstante la actividad académica siguió como es normal el lunes siguiente, hasta que el martes 11 de Septiembre de ese fatídico 1973, muy temprano por la radio nos enteramos que algo anormal estaba sucediendo y ante tan grave confirmación ,que se trataba; de una sublevación de las fuerzas armadas en contra del presidente electo Dr. Salvador Guillermo Allende Gossens , nos reunimos para ver la forma de actuar y rápidamente dirimimos que las posturas no eran coincidentes del total de residentes presentes , en una corta reunión, se concluyó que: Las tres alternativas eran, 1.- Abandonar el hogar de inmediato, 2.-Dirigirse a nuestra Escuela de Artes y Oficios, EAO- y la 3.- Que yo elegí; fue quedarme junto a una veintena de compañeros, en nuestra residencia a fin de esperar los acontecimientos que sucedieran durante las próximas horas, de esta espera pudimos presenciar mucha agitación durante la mañana, sobre todo de emergencias al estar cerca la Posta Tres de calle Chacabuco, donde empezaron a llegar ambulancias y vehículos particulares con heridos que portaban a modo de bandera ; telas blancas, esto además complementada con mucha presencia de militares por las calles ,tanto de infantería como en camiones , pero la culminación fue cuando cercano al medio día, desde el segundo piso del edificio, podíamos observar el sobrevuelo de aviones de combate sobre la Moneda, que resultó en un bombardeo sin precedentes que pudimos posteriormente ver por TV.
Terminó el día con una incertidumbre atroz, además de no saber qué sucedería con nosotros los residentes, se agravaba por la ausencia de alimentos, ya que al decretar toque de queda, no podíamos concurrir donde habitualmente se nos entregaba la alimentación -Casino de la Escuela de Artes y Oficios, EAO-, razón por la cual y debido a que teníamos como vecino, un doctor que sabiendo de nuestras necesidades, nos convidó algo para alimentarnos y al día siguiente, después de pasar una noche prácticamente sin dormir, por el constante ulular de sirenas, reiterados disparos y también por lo incierto de nuestra situación, enfrentamos el miércoles 12 como segundo día con total toque de queda, que cada vez se hacía más complicado principalmente por la falta de alimentos, llegamos a duras penas y casi con sólo líquidos a la mañana del día jueves, en que se levanta por tres horas el toque de queda al medio día, lo que me permitió, junto con un compañero de Talca, caminar hasta la estación Central en busca de transportarnos a provincia ,sin antes ser controlado en el trayecto con al menos tres veces por militares, que no con muy buenos modales, nos interrogaban revisaban nuestro liviano equipaje para permitirnos seguir hacia el objetivo. Nunca dijimos que éramos residentes de un Hogar Universitario, ni menos de la UTE. Pudimos ver en el trayecto por Calle Chacabuco y Avenida Matucana, varios vehículos particulares que portando bandera blanca se dirigían con heridos a la Posta cercana.
Llegamos justo a la salida de un tren al sur, que iba más que repleto de pasajeros, el que pudimos abordar a la carrera, en el último carro y sólo en su pisadera. El alivio empezó a inundarnos , con la esperanza que saliendo de la capital hacia nuestras tierras, la situación seria más aliviada aunque no menos preocupante y fue así que al cabo de unas tres horas, llegamos a la estación de San Fernando, donde yo debía embarcar hacia el ramal de Pichilemu , pese a invitar a mi compañero a quedaros juntos, no acepto e intento su destino a Talca, el balneario en la costa era mi destino y mi casa familiar, pero las cosas no eran tan normales ya que el tren se había suspendido por la contingencia, y no me quedó otra opción de tomar un bus rumbo a Santa Cruz, que era lo único que conseguí, llegando a atardecer a la casa de una tía paterna, en esa ciudad donde además tenía a mi polola que hoy es mi esposa. La incertidumbre aún no había terminado ya que al visitar a mi novia y debido a que el toque empezaba a las 18:00 horas, el regreso a casa de mis familiares lo dejé para ultima minuto, razón por la cual en el trayecto” me pilló” el toque, lo que me obligó a buscar sigilosamente que no hubieran patrullas que me podían detener y por mi condición de estudiante de la UTE, que en su gran mayoría eran de izquierda, las cosas se me podrían complicar y así fue que faltando sólo media cuadra para llegar a la casa, diviso a lo lejos una patrulla militar y me pongo a correr como desesperado y entro intempestivamente a la casa con la seguridad que me habían divisado y podrían sacarme de la casa, la tranquilidad sólo me volvió cuan sentí pasar el camión de la patrulla y no se detuvo, lo que a la dueña de casa no le informé ya que habría sido de tremenda molestia para ambos. Al día siguiente de este tremendo susto, me fui a la estación de ferrocarriles a esperar el tren para mi ansiado destino en la costa colchagüina de aquel entonces.
En mi casa las cosas ya se estaban calmando, ya que mi hermano menor, que estudiaba en la Escuela Industrial de San Fernando había logrado llegar a casa después de caminar más de tres horas por la carretera junto a varios de sus compañeros y coterráneos. Las informaciones eran múltiples como diversos y graves por lo que estaba sucediendo en todo el país. Pero en un pueblo chico las emergencias son más llevaderas al ser de un pequeño pueblo; de aquel entonces, donde todos se conocen, además que ya estaba en casa el residente en la capital, que era yo, donde parecía ser más grave la situación.
Ahora no sabiendo si podría volver a la Universidad y menos cuando, planificamos ayudar en el almacén familiar de abarrotes y en trabajar el taxi de mi padre. Así pasó el mes de octubre , en el que a fines se no hizo un llamado para reintegrarnos a clases a contar desde el uno de noviembre, la incertidumbre por ser de provincia, era donde viviré en esta nueva etapa, ya que el Pensionado había sido allanado e incluso perdimos todo lo que teníamos en nuestros roperos personales y no habíamos podido llevarnos ese día .Igual regresé a Santiago y con la buena voluntad de algunos compañeros que me hospedaron transitoriamente en sus casas, hasta que medianamente regularizado me cambie a una pieza que pude arrendar en Quinta Normal y ahí nuevamente ordenar mi residencia e intentar retomar mis actividades estudiantiles y entre otras mi condición de árbitro de futbol profesional que eras mi fuente de financiamiento.
Cuando la información fue más completa, nos enteramos de cosa tan lamentables , como que los que decidieron quedarse en el Pensionado, fueron detenidos y llevados al Estadio Nacional y los que fueron a la Escuela Artes y Oficios, EAO, fueron detenidos y llevados al Estadio Chile, algunos que nunca más se supo de ellos, hasta que muchos años después aparecieron en el documento denominado INFORME RETTIG, como detenidos desaparecidos, triste final para compañeros que no tenían otra culpa que haber estado en el momento y lugar inadecuado, sólo por mala decisión tomada. Transcurrieron los días y la faculta de Ingeniería ya no era la misma, muchos “personajes” desconocidos y exigencias desmedidas en lo disciplinario, más una incertidumbre permanente ya que nuestra Universidad fue intervenida e ingresada en la lista de foco de conflictos por su condición de mayoría de izquierda.
Cuando la alimentación que se nos entregaba volvió a regularizarse en el Casino de la EAO, un año después aproximadamente mientras estábamos a la hora de la cena tipo 19:00 horas, fuimos abrupta y violentamente detenidos y llevados manos en la nuca a camiones que estaban en la afueras de la calle Ecuador, sin explicación alguna; esta vez por carabineros, conducidos a una comisaría por allá por la calle Santo Domingo, donde después de ser interrogados y chequeados, se nos permitió; no a todos; regresar a nuestra residencias, con el pasar de los días, supimos que la razón de esa redada masiva, se debía a que en el teatro que está al lado del casino, se ejecutaba un recital artístico y que según información de algunos presentes, se estaban manifestando protestas y canciones con contenido político, que en ese momento no se permitían por ningún motivo y los carabineros por desconocimiento del lugar hicieron lo más fácil, cercar la escuela y llevar a todos detenidos que se encontraban en el recinto; independiente de lo que estuviesen realizando, como es el caso nuestro; que ni siquiera sabíamos de tal evento. Eran los tiempos de inseguridad que en esos años se vivieron, con o sin motivo alguno.
Con este entorno difícil de sobrellevar, transcurrieron los dos años que me faltaban para egresar de mi carrera, la que al fin logré sin antes sufrir múltiples vicisitudes de todo orden, pero no por eso, constituyen los mejores momento de mi juventud vividos en forma integral, realizando lo que anhelaba y consiguiendo las metas propuestas pese a todo las circunstancias que me correspondió vivir. Al fin puedo decir tarea y meta cumplida a plenitud. Misión y Visión de mi proyecto de vida: Cumplidas. Sin dejar de desear a las nuevas generaciones: UN NUNCA MAS.

(*): Ingeniero Textil, Conductor Radial Programa Deportivo

Fotografías: SENAMA