Viernes, 22, Nov, 4:42 PM

Fuente: www.emol.com – Por: María Cristina Romero – 04.03.2024
- El también ex parlamentario murió a los 81 años. Fue tras participar en la primera elección presidencial luego del retorno a la democracia que acuñó entonces el apelativo de "Fra Fra". A los 81 años falleció el empresario y ex candidato presidencial Francisco Javier Errázuriz Talavera, conocido popularmente como "Fra Fra".

El también ex senador estaba alejado desde 2011 de la vida pública debido a su delicado estado de salud, tras haber sufrido una hemorragia cerebral.
Errázuriz participó en la primera elección presidencial que se realizó en 1989, luego del retorno a la democracia, presentándose como candidato independiente para representar a lo que él llamó "centro-centro".
Fue entonces cuando utilizó el apodo de "Fra-Fra" en su candidatura, ocasión en que compitió con el ex Presidente Patricio Aylwin y Hernán Büchi. En los comicios obtuvo el tercer lugar con 1.077.172 votos, correspondientes al 15,43%.
Posteriormente, continuó en la vida política a través del Partido Unión de Centro Centro. En 1994 cuando se fusionó con el Partido Nacional y Unión de Centro, asumió como presidente del nuevo Partido Unión de Centro Centro Progresista.
En las parlamentarias de 1993, Errázuriz compitió como candidato a senador independiente, en el Pacto Unión por el Progreso de Chile por la Región del Maule Norte, de cara al período 1994-2002. Fue electo con la primera mayoría con el 37,85% de los votos.
En el ámbito empresarial, Errázuriz se convirtió en 1976 en representante en Chile de la automotriz japonesa Nissan. Más tarde, en la década de 1980 creó las AFP Invierta y Planvital y las compañías de seguros de vida y generales renta nacional y Leasing Nacional. A la vez que incursionó en negocios en el área pesquera y minera, entre otras.
En 1982 compró la cadena de supermercados Unimarc, la cual vendió a Alvaro Saieh y Juan Rendic en 2007 por US$154 millones. Aunque su historia empresarial no estuvo exenta de conflictos, ni litigios. Sin embargo, después del derrame se retiró de los negocios, quedando a cargo de su hijo Javier Errázuriz Ovalle.

Fotografías: Archivo El Mercurio

Fuente: www.pichilemunews.cl – Por: Jaime R. Sepúlveda V. – 03.03.2024
- Siempre he pensado que nuestras vidas son en parte construidas por el regalo de muchas otras vidas, cada persona que nos conoce y nos entrega de su amor o amistad nos ha ayudado, con su propia vida, a construir nuestra historia.

Creo que fue una tarde de abril, eran mis primeros años de escuela por allá a principios de los 70 y me afanaba en terminar mi tarea pegando recortes en mi cuaderno de croquis. Teresa, mi tía abuela, junto a la cual me había criado en mis primeros años, una mujer de pelo cano y riguroso moño de tomate, con la espalda encorvada por el duro trabajo y el paso de los años, había culminado una de sus labores habituales que consistía en lavar la mantelería de un céntrico hotel.
Aquel día, servilletas y manteles hirvieron en el patio de la casa en sendos tarros, de esos que contenían la manteca, hasta quedar blancos como la nieve, fueron secados por la suave brisa del otoño, planchados, rigurosamente doblados y finalmente conformaron un gran saco confeccionado con un paño anudado en las cuatro esquinas.
El bulto, en menos de un suspiro, terminó sobre la cabeza de mi tía y con el emprendió su camino en la empinada subida que nos separaba del centro del pueblo. Caía la tarde y las luces de la calle nos indicaban que terminaba el día. La tía Teresa ya estaba de regreso, había recibido en pago algo de dinero y un poco de comida sobrante de la cena del hotel, también traía una revista de papel couché, de esas que abundaban en la recepción de los hoteles.
“Esta noche cenaremos comida de hotel”, expresó en tono jovial, mientras yo aún buscaba recortes para mi tarea. La revista fue el insumo perfecto para terminar mi labor, sus hojas contenían imágenes de lugares lejanos y personajes de la socialité de aquella época. Una imagen en particular llamó mi atención y mis tijeras rápidamente dieron cuenta de ella terminando pegada con goma en una hoja de mi cuaderno, era una fotografía nocturna de un edificio con grandes arcos iluminados, se trataba del Metropolitan Opera House en la ciudad de Nueva York. Por alguna extraña razón, que aún no alcanzo cabalmente a comprender, lo que sucedió aquella tarde y la imagen de mi recorte quedaron grabados para siempre en mi memoria, como un recuerdo imborrable que me acompañó durante toda la vida.
Transcurridos los años formé parte de un pequeño grupo de jóvenes, quizás niños, que a temprana edad tuvimos la oportunidad de migrar de Pichilemu buscando mejores oportunidades en nuestra educación, sin la conciencia plena de lo que significaba aquello. Quizás a los 14 años aún no estás preparado para dejar atrás a tu familia…tal vez nunca lo estamos.

Santa Cruz
Mi educación media transcurrió en el Instituto Regional Federico Errázuriz en la comuna de Santa Cruz, entre viajes en tren que me convirtieron en un testigo privilegiado de su deterioro y desaparición, entre viajes en bus en un camino sinuoso, polvoriento y pedregoso que transformaba cada viaje, sobre todo en invierno, en una aventura. Siempre me impactó ver subir a los niños de sectores rurales en el camino, en particular aquellos de la escuela de Los Valles, con sus caritas curtidas por el frio del invierno me hacían sentir, pese a mis propias precariedades, como alguien que era muy afortunado, siempre soñé en mi ideario juvenil que algún día volvería y les regalaría a todos un abrigo como el que yo tenía.
Mis años de enseñanza media fueron extraordinarios, conocí gente maravillosa proveniente de toda la zona, mis profesores se dieron a la tarea de educarnos en todo el sentido de la palabra. Allí conocí a mi maestro de música sin sospechar que aquello marcaría el derrotero de mi vida. Con él aprendí a reconocer las primeras notas en un pentagrama y a intentar darles vida con mi flauta dulce, fui también invitado a participar del canto coral, una dimensión hasta ese entonces desconocida para mí.
Me convertí en el primero de mi familia en intentar ingresar a la Universidad. En aquellos años la oportunidad sólo estaba en lograr quedar en alguna universidad estatal, las únicas que existían en aquella época…y lo logré en un lejano norte de Chile, no lo pensé demasiado, no había espacio para dudas, había muchos hermanos que también se debían educar.

Antofagasta
Mis años universitarios transcurrieron en la ciudad de Antofagasta, siempre pensando que estaría de paso, Servicio Social fue mi carrera y el canto mi expresión artística, con el coro de la universidad recorrí gran parte del país, acompañado de mi guitarra, peñas y encuentros estudiantiles también fueron la dimensión más contingente de una época de cambios. En ese mundo, el artístico, conocí a Alejandra, la que sería mi compañera de vida, una violonchelista de la Orquesta de Cámara de la universidad y primer violoncello de la Orquesta Sinfónica de Antofagasta, mi vida inevitablemente continuaría ligada a la música.
Llegaron los hijos, el trabajo, y mi estadía en la ciudad de Antofagasta se convirtió en indefinida, mi vida laboral estuvo ligada casi 20 años al trabajo con la primera infancia vulnerable, quizás tenía una deuda que saldar con aquellos niños que había dejado atrás en un lejano Pichilemu.
La crianza de nuestros dos hijos estuvo inevitablemente marcada por la música. Aprendieron de sus secretos junto con aprender a hablar, tempranamente ambos incursionaban en la interpretación del Violoncello y en el canto. Conformaron orquestas estudiantiles y los escenarios fueron su patio de juegos, el mayor derivó finalmente en la ejecución del Oboe y el menor en el Saxofón, uno en el mundo sinfónico el otro en el popular.
Hace algunos años y en el marco del estallido social, Ricardo, el menor, fue el joven que el día 25 de octubre del 2019, después de una extensa jornada de protestas, recorrió en solitario las calles humeantes del plan de Valparaíso interpretando con su saxo “El Derecho de Vivir en Paz”, su valiente gesto daría la vuelta al mundo, ese fue uno de los días en que sentí que podía morir tranquilo.

Nueva York
Eduardo, el mayor, eligió el camino sinfónico, tempranamente ingresó al conservatorio de la Universidad Católica y posteriormente al de la Universidad Mayor, fue primer Oboe de la Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil durante dos años y en ese contexto integró la primera orquesta juvenil chilena que viajó y actuó en grandes escenarios de Europa.
Su maestra de conservatorio, una destacada oboísta norteamericana, convencida de su talento, lo preparó para audicionar en los principales conservatorios de los Estados Unidos, a los 20 años ya estudiaba en Oberlin College, el conservatorio más antiguo de dicho país, continuaría sus estudios profesionales en el Instituto de Música de Cleveland, cuna de grandes artistas, para finalmente ser becado por The Juilliard School, una de las más famosas e importantes escuelas de arte del mundo, en la ciudad de Nueva York, donde desarrollaría su maestría en Oboe.

Fue justamente la tarde en que se graduó en el Lincoln Center en que recibió una particular petición, le solicité que se fotografiara con su título en uno de los edificios de aquel lugar, bajo los grandes arcos del Metropolitan Opera House. Me preguntó por qué, le prometí que algún día se lo contaría, seguramente lo haré cuando lo vuelva a abrazar. Estaba parado bajo esos grandes arcos de mi recorte, los de aquella lejana tarde que guardé por siempre en mi memoria.

Habían transcurrido 50 años desde aquel momento y uno de los nuestros estaba allí, no como turista, sino como un talentoso músico, Master en Oboe, nada más y nada menos que de la Juilliard School…, mi vida cerraba un ciclo, aquel extraordinario logro de uno de mis hijos era el corolario de los esfuerzos de dos generaciones, los sacrificios de la tía Teresa, de mi entrañable madre, mi padre mojado hasta los huesos haciendo su trabajo en aquellas noches de temporal, mi desarraigo temprano en búsqueda de un mejor destino afloraron a borbotones como recuerdos en mi memoria, con mis ojos húmedos incliné mi alma y honré la vida de aquellos que ya no estaban...también agradecí a la mariposa, que aquella lejana tarde de abril, había batido sus alas con fuerza en un pequeño pueblo con mar… nuestras vidas son en parte construidas por el regalo de muchas otras vidas.

(*): El autor de este hermoso y sintetizado relato, es el hijo mayor de un matrimonio que se formó en Pichilemu, el de una de sus hijas: Ana Vargas López y Victorino Sepúlveda Contreras (sureño); el recordado “Chispita”. Un destacado trabajador que daba el 1000% en su duro trabajo, unido a una voluntad de oro y un trato afable, respetuoso con todos y que le granjeó las simpatías y cariño de toda la comunidad.
Sin duda, aparte del orgullo que han ido experimentado -en el lugar que están- una leve sonrisa al menos al enterarse de esta leve mención.
Y, por cierto, agregar que -como otras familias- varios otros profesionales -que ejercen en Pichilemu- siguieron al hermano mayor en otros ámbitos.

Fotografías: Álbum personal de JSV

Fuente: www.pichilemunews.cl - 01.03.2024
- Para no herir la delicada epidermis de quien escribió un nuevo artículo -sin conocer nuestra comuna, nuestras playas- nos limitaremos a transcribir solo el párrafo dedicado a nuestra comuna.

No es la primera vez que, por los efectos del poco rigor, de no investigar, de no consultar, tenemos un artículo en las redes sociales donde “nos cambian el color de la arena”.
Sabemos que existen personas y “personajes” que no pisan arenas negras, grises. Y aunque para estos pies tan delicados nuestra comuna también tiene arenas blancas, amarillentas, en las playitas que se forman a orillas del estero Nilahue: El Bronce, La Palmilla y otras menores y de más difícil acceso; el autor (o autora) lisa y llanamente no conoce Pichilemu. ¡No hay otra explicación!
Y como publicar todo el artículo, en cierto modo, se constituye en publicidad engañosa, solo publicamos el texto referido a nuestra comuna, a continuación:

Otro destino imperdible es Pichilemu, un encantador pueblo costero famoso por ser uno de los mejores spots de surf de Chile. Sus playas de arena blanca y aguas cristalinas son ideales para relajarse, tomar el sol y disfrutar de impresionantes puestas de sol. Además, Pichilemu cuenta con una vibrante escena cultural, con galerías de arte, tiendas de artesanías y una variada oferta gastronómica.

Ni siquiera mencionaremos la publicación y/o portal.
Y al brillante artículo póngale vaselina ….
Punto y fuera!

Fuente: www.emol.com – Por: José Manuel Vilches – 02.03.2024
- Entre el 2 y 4 de marzo, se espera que 100 mil personas lleguen a Santa Cruz para degustar las cosechas del valle y promover el trabajo de las bodegas que luchan contra la inflación, el sobrestock y diversos factores para levantar sus cajas. "Ha sido complejo este último periodo", dicen las autoridades que lo ven de cerca.

En medio de una crisis sin precedentes para la industria vitivinícola, marcada por la disminución de las exportaciones y un sobrestock sin control, el Valle de Colchagua celebrará este fin de semana su fiesta de la vendimia 2024. El evento —reflexionan los organizadores y las autoridades— afronta el desafío de revitalizar un rubro que representa a Chile, que genera numerosos empleos y que se posiciona como un factor fundamental para el desarrollo económico. Organizado por la Ilustre Municipalidad de Santa Cruz y la Asociación de Viñas de Colchagua, la vigesimocuarta edición de esta celebración promete ser un encuentro destacado para los entusiastas del vino, los visitantes y la comunidad local. Según estimaron a Emol, se anticipa la participación de unas 100 mil personas en el evento y la ocupación hotelera estaría alcanzando el 98%, lo que refleja el alto interés de la fiesta para la región.
"Estos eventos, hoy día más que nunca, son importantes para los vitivinícolas y los actores que se mueven alrededor del enoturismo", sostiene Maite Rodríguez, gerenta general del gremio local. "Hay muchísimas familias que durante años han trabajado produciendo vino. Y en esta vendimia no solo participan grandes bodegas, sino que también aquellos pequeños viñateros que necesitan que el público los reconozca, les compre y los elija".

100.000 personas se espera que lleguen este fin de semana a Santa Cruz, para disfrutar y conocer la Vendimia de Colchagua

Y es que aparte de las 300 etiquetas que suman las ahora 21 viñas del conglomerado, el evento también contará con la participación de pequeñas agrupaciones que también mostrarán su trabajo en la Plaza de Armas, como la Red del Vino y la Cooperativa Vitivinícola Campesina de Colchagua (Covicam). Quienes asistan podrán realizar degustaciones mediante copas, que cuestan entre los $12.000 y los $75.000 pesos. Por lo demás, la vendimia contará con 130 expositores, 47 puestos de gastronomía y otros 40 enfocados en artesanía.
Entre las actividades sobresalientes, se incluyen el despliegue de diversos conjuntos folclóricos, competencias de cuecas y las actuaciones de diversas bandas nacionales, como Sinergia y Croni-K. Así también, como novedad este año, los diferentes enólogos de las viñas estarán por turnos en la barra premium, compartiendo las diversas filosofías de producción y las características de sus etiquetas. Para algunos, una manera de demostrar la unidad del valle.
"Colchagua lo hacemos todos", expresa Sven Bruchfeld, socio fundador de la Viña Polkura y uno de los enólogos que participarán del encuentro. "Nos necesitamos. Necesitamos que el vino de nuestro vecino sea igual o mejor que el nuestro. Porque esta sumatoria es lo que promueve. Entonces estar en la barra es simplemente una forma colaborativa y desinteresada de hacerle saber al público que estamos juntos", añade.

Una campaña en pos
La crisis que atraviesa la industria vitivinícola cala profundo, como las parras en la tierra. Así lo retrató el gremio Vinos de Chile, que en 2023 cifró en un 20,1% el desplome de las exportaciones, tanto en volumen como en valor. "Una desafortunada combinación de factores incidió en este resultado", argumentaron desde el gremio, refiriéndose a las altas tasas de interés, la inflación, las secuelas dejadas por la pandemia, los conflictos bélicos, la crisis energética y otros aspectos que impactan severamente en la logística y en el consumo.
Sobre esta realidad las autoridades del Valle de Colchagua tampoco hacen vista gorda. En voz del alcalde de Santa Cruz, William Arévalo, "ha sido complejo este último periodo, no tan solo para la industria vitivinícola, sino que para el turismo en general. Y esto es algo que no sólo ocurre en la comuna, sino que se ve replicada a lo largo de todo el territorio nacional".

"Nos necesitamos. Necesitamos que el vino de nuestro vecino sea igual o mejor que el nuestro. Porque esta sumatoria es lo que promueve. Entonces estar en la barra es simplemente una forma colaborativa y desinteresada de hacerle saber al público que estamos juntos" Sven Bruchfeld, enólogo de Colchagua

Consciente de la importancia de la industria vitivinícola, como sustento económico de muchas familias que viven en la comuna, el alcalde anunció —"en el corto plazo"— una campaña de promoción turística nacional. "Santa Cruz va a estar mostrándose en distintas regiones del país con videos y material audiovisual, incentivando a las personas a visitarnos no solo en vendimia, sino durante todo el año", dijo a Emol.
Acorde al itinerario del gremio, la 24ª Vendimia de Colchagua finalizará el domingo 3 a las 18.00 horas. Sin embargo, a lo largo de marzo una serie de celebraciones se desplegarán en los distintos valles del país. Tome nota: 1ª Vendimia San Francisco El Monte (16-17 marzo), 3ª Fiesta de la Vendimia de Peñaflor (23-24 de marzo), 3ª Vendimia de Aconcagua (23 de marzo), 3ª Vendimia Arnaud Faupin (16 y 30 de marzo), 4ª Vendimia del Valle de San Antonio (16 de marzo), 46ª Festival Folclórico de la Vendimia de Molina (8-10 de marzo), 35ª Fiesta de la Vendimia de Curicó (21-24 de marzo) y la 3ª Fiesta de la Vendimia de la Viña Cortez (30 de marzo).

Fotografía: Viñas de Colchagua

Fuente: www.pichilemunews.cl - 29.02.2024
- La popular Carrera de Garzones es -quizás- la única actividad que perdura de las antiguas actividades que eran fijas en el programa de la Semana Pichilemina, que por los años ’30 empezó a realizarse en cada verano -en la primera gestión de un total de tres- según nos declaró el ex alcalde Felipe Iturriaga Esquivel en conversación con La Tercera, el año 1977, meses antes que nos dejara.

En efecto, antenoche la actividad -como una de las últimas actividades de la Semana Pichilemina- concitó como suele suceder una gran cantidad de público veraneante y, por supuesto, también público local que llegó a apoyar a las trabajadoras y trabajadores -en estricto rigor: garzonas y garzones- de los distintos establecimientos, llámense restaurantes, hosterías, hoteles y otros establecimientos similares. Ello, para dar vida a la Carrera de Garzones, donde en sus últimos años está impulsado por el entusiasta dueño de los locales “Picá del negro 1 y 2”, el “ex hombre de mar” Domingo Orellana Cornejo, empresario gastronómico con más de 30 años en el rubro.

Carrera de Garzones
La carrera -como dijimos- es una de las más antiguas que forma parte del programa de la Semana. Muchos pichileminos dejaron estampado su nombre como los ganadores durante años, pero también muchos garzones que llegaron a trabajar, cada verano, de comunas aledañas, muchas veces se alzaron con los lugares de privilegio. Nombrar algún nombre sería injusto y, además, hay que incorporar a las féminas que -en los últimos años- han incursionado con tanto o más que los varones, dándole también laureles a sus respectivos establecimientos. Y que en esta versión se vio reflejado con una gran participación.

Resultados 2024
La actividad tuvo además -como término del verano- un espectáculo que incluyó el tributo a Thalía y Alex y el Clan Azabache.
En esta ocasión, se premió a diferentes restaurantes de Pichilemu que pertenecen al imaginario histórico de la comuna como son El Alero, Los Aviadores, Las Salinas de Cáhuil, Residencial Las Salinas, Residencial San Luis y al comerciante Marco Olivos, por su trayectoria. Además, se homenajeó a dos insignes garzones: Mario Valenzuela Cabrera y Luis Olivos Troncoso.

Senior Damas:
Primer lugar: Silvia Burga Cabrera - (Miramar)
Segundo lugar: Marcia Córdova Soto - (La Picá del Negro)
Tercer lugar: Jennifer Canales Aránguiz - (Entremar – Av. Costanera)

Senior Varones:
Primer lugar: Wilson Marqués Díaz - (Miramar)
Segundo lugar: Jonathan García Seminario - (Cávala)
Tercer lugar: Joaquín Grifol - (Los Piures)

Adulto Damas:
Primer lugar: Guissele Pérez González - (Donde Esaú)
Segundo lugar: Jessami Barriga Aguirre - (La Caleta)
Tercer lugar: Catalina Yévenes Piña - Restaurant (La Caleta)

Adulto Varones:
Primer lugar: Julio Medina Calderón - (Donde Esaú)
Segundo lugar: Francisco Gálvez Gálvez - (Entremar – Av. Costanera)

Felicitaciones a los primeros lugares de cada categoría, como también a los reconocimientos que se realizaron a establecimientos y personas por su trayectoria en el rubro.

Fotografías: Municipalidad de Pichilemu