Lunes, 29, Abr, 4:53 PM

Fuente: www.pichilemunews.cl – Por: Ramón Lizana G. (*) – 07.04.2024
- Cuando se aproximan nuevas elecciones para este 2024 resulta necesario reflexionar sobre los aspirantes que buscan un espacio tanto al sillón alcaldicio como a la mesa de concejales.

Todas las doctrinas ideológicas partidarias, es decir los partidos políticos buscan cubrir las necesidades y el bienestar de la sociedad. Fundamentalmente se basan en el servicio social, en interpretar el sentir de la población. Esa forma de trabajar de los servidores públicos es el ideal y por eso la gente los aplaude, los premia, los estima y los respeta tanto por su forma de actuar como por su compromiso con la sociedad. Para eso se requiere ser completamente integro e idóneo en toda su trayectoria como ser humano y ser social.
Quienes no cumplen con esos requisitos cruzan inexorablemente la línea y se convierten en personajes populistas. Por cierto, hoy en día la mayoría de los aspirantes que por lo general carecen de vocación de servicio se visten con el traje del populismo para captar y convencer a los votantes y población en general. Su ego fantasioso y mediocre los consume. Los populistas buscan ganar la simpatía de la población y del votante aun siendo carentes de los méritos que se requieren para ejercer ese tipo de cargos. Se mueven y desenvuelven en el medio figurando en actos públicos otorgando dádivas y comprometiéndose en compromisos que de antemano saben no podrán cumplir. Son estos populistas que, aprovechando alguna mediocre simpatía ante sus pares, pretenden copar los cargos públicos encantando con sus ofrecimientos y desencantando una vez que logran su objetivo.
Para ejercer un cargo público hoy en día se precisa poseer un sólido conocimiento sobre la realidad actual. Se necesita conocer de administración para atender los múltiples quehaceres que actualmente son parte del movimiento tecnológico y social. No basta con el sentirse amigo de la gente. Necesita conocer y poseer los conocimientos para solucionar los problemas de la sociedad o comunidad actual.
Pichilemu, un pueblo que ha ido creciendo tanto en su población sedentaria como flotante precisa de gente idónea, capacitada para ocupar un cargo público. Un personaje popular idóneo e íntegro con conocimientos y amante del sentir de la gente. Una persona que contribuya al desarrollo y bienestar de la comunidad. Es hora de decir no a los populistas y a los desconocidos de siempre que buscan encaramarse en algún cargo público arrastrados por los deseos de servirse de su cargo a sabiendas que son unos incompetentes para desarrollar esa obligación.
Pichilemu, a sufrido el desmoronamiento de su patrimonio y con el crecimiento de su infraestructura, fundamentalmente, porque quienes debieron y deben controlar esos aspectos lo han subestimado y en otros casos producto de su ignorancia no han sabido defenderlo. Consecuentemente ante el futuro de un Pichilemu que camina hacia la modernidad, lo que sus autoridades necesitan es poseer un conocimiento cabal de las reparticiones que deben tratar como salud, educación, medio ambiente y turismo entre otras.
El futuro de Pichilemu solo se construirá con gente idónea, capacitada y en lo posible profesional en alguna área. No resulta concebible que quienes arrastran un pasado turbio vuelvan a postularse. Los tiempos del populismo que otorga dádivas, favores y cuoteo incrementado las dotaciones del servicio público y malgastando sus recursos deben acabar. Es tiempo de mirar de frente el futuro despojándose de toda atadura ideológica y mirar el bien común como guía de su vocación social.

(*): Profesor U. de Concepción